Un día el Rey llamó a sus diez sabios del reino y les preguntó por qué después de ganar muchas
batallas, someter a sus enemigos, poseer tierras y riqueza, lo perseguía una
serie de calamidades, tristezas y enfermedades, que no le permitían disfrutar de nada de lo que había ganado.
-El primer Sabio le dijo: -Porque has dejado a muchas familias sin su
padre proveedor y protector, ahora esas
familias te maldicen.
– El segundo dijo: -Porque
tu conciencia te reclama la sangre derramada en tus batallas.
–El tercero dijo: -Porque
tienes a muchos esclavos que trabajan para ti, cada uno de ellos es un alma que
te quisiera ver en su lugar.
–El cuarto dijo: -Has creado a muchos enemigos, y cada uno
de ellos estudia la forma de robarte los tesoros que has acumulado.
–El quinto dijo: - Tu propia familia está confabulando tu muerte
para repartirse la herencia.
–El sexto dijo: -Cuando
tú trabajas la tierra con tus propias manos, recibes sus frutos deliciosos que
te dan salud y bienestar, pero si los robas,
te harán mucho daño y te enfermarás.
-El Séptimo le dijo: -Cada vez que festejabas desde tu palacio el
triunfo de tu ejército, en el campo de batalla solo había muerte, tristeza, desolación y
miseria; ahí nadie festejaba nada, y eso
te ha sido devuelto.
-El Octavo dijo: -La soberbia y avaricia te enloquece, no
importándote el sufrimiento de los demás.
-El Noveno dijo: -Tú eres dueño de tu propia alma, y nadie
debe atentar contra ella, pero si tú atentas contra el alma de otras personas, estarás cargando
con sus penas.
–El Décimo le dijo: - El poder que se
gana con violencia, no es estable ni duradero, y tampoco se celebra ni se disfruta, tarde o temprano se
pudre y contamina, por las leyes
divinas.
F I N.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario