Papi... ¿Te puedo leer un cuento antes de irme a dormir?
Las
enfermedades son una constante amenaza; las relaciones de pareja se hacen más
difíciles, el trabajo es cada vez más tortuoso; el dinero se esfuma, el
presente no es el que quisiéramos estar viviendo. Existe una preocupación
constante por el futuro, porque el pasado no fue placentero. Los propósitos son
frustrados y no terminan como lo esperamos. El amor muchas veces es escurridizo, va y viene; el
desamor como el sufrimiento toca a la puerta.
¿La
realidad en este mundo es como lo captan
mis sentidos?, ¿La vida tiene que ser tan complicada para la mayoría de las
personas?, ¿Nuestro planeta se está
destruyendo junto nuestras relaciones, junto con nosotros mismos?, ¿Existe otra manera de vivir más feliz,
placentera, y gratificante?, ¿Existe el mundo angelical?, ¿En qué momento deje
de creer en ángeles y hadas?, ¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo? “Dejad a los
niños, porque de los que son como estos es el reino de los cielos”
Hay
dos realidades en la vida, la Física y la Espiritual y por lo regular solamente
somos capaces de aceptar la realidad física en la que nos movemos y enfocamos,
olvidando que hay otra realidad tal vez la más importante, y en la que se mueve
nuestro Espíritu, que es la parte de divina de pureza, de gratitud, la parte
inocente como la de los niños que todo perdona, que no guarda resentimientos,
ni juzga, y siempre dice la verdad. Una no puede existir sin la otra, pero fijamos toda
nuestra atención en nuestro cuerpo vulnerable, que envejece, sufre y muere
arrastrándonos a deseos incontrolados para alcanzar la felicidad en las
posesiones materiales que deslumbran. La parte física que adora las adicciones y vicios como dioses falsos, cae
en una búsqueda incesante de felicidad escurridiza e ilusoria.
El
propósito de los seres celestiales es que los hombres recuperen la inocencia,
bondad y tolerancia perdida, para lo
cuál se han apoyado en los pequeños seres que tienen este don puro, impecable y verdadero: “Los
niños”, niños que harán reflexionar a
sus padres promoviendo los valores morales utilizando: su inocencia,
amor, ternura y dulzura, encargándose
de tocar las fibras más sensibles
de los corazones de sus padres, leyéndoles cuentos que los sintonicen
nuevamente con las frecuencias del amor, perdonando lo que no han perdonado,
amando lo que no han amado y viviendo lo que nunca han vivido.
Este
es el primer libro de la trilogía: “Los
Cuentos que los Ángeles Cuentan”, en donde estos maravillosos seres etéreos
celestiales de amor puro, continúan
llevando su mensaje de esperanza y amor a las familias, ahora canalizados por el autor, escribiendo más de
cien cuentos, cincuenta afirmaciones,
decretos y oraciones angelicales, para
despertar la conciencia de los adultos, con el propósito de seguir creyendo que la vida es un regalo, y
puede llegar a ser mágica y milagrosa.
Cuentos infantiles para ser narrados
por los niños a sus padres, con el objetivo de sanar cuerpo y alma y
aumentar la autoestima de los pequeños, asimismo para Jóvenes y Adultos que quieran rescatar
a su niño interior, descubrir por qué
pasan las cosas, y reprogramar sus creencias limitantes y destructivas.
Cuentos para los Jóvenes, con el propósito de sanar cuerpo y alma de
jóvenes y adultos y entender las leyes
de la vida, sobre cómo rejuvenecer y recobrar su vitalidad, autonomía, ingenio,
inteligencia, memoria y creatividad.
Cuentos para Adultos con la finalidad de sanar cuerpo y alma, recobrando
su inocencia pérdida, sanando a su niño interior que vive acomplejado y temeroso,
alcanzando la felicidad plena y verdadera,
y recordar así la grandeza y el
plan divino de cada quien, para tomar el amor como único alimento, y lograr ser libres.
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