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martes, 18 de noviembre de 2014

LA MANSEDUMBRE

Ser MANSO y HUMILDE de corazón, es un camino muy necesario en nuestros días, en medio de tanta violencia familiar, laboral, escolar, social y mundial. Jesucristo vino a enseñarnos el camino que debemos seguir en  nuestras vidas,  ya que viendo  que en  el  entorno y la condición de nosotros los seres humanos, predominaba el poder del más fuerte, del más astuto para engañar,  y causar daño a los débiles.  Jesús mostró un poder mucho más grande que el poder militar,  el poder de la sabiduría humilde y el amor penetrante. Mansedumbre no es debilidad, sino poder bajo un perfecto control de nuestras emociones, de nuestros actos, y la vida se desplegara rindiéndose a nuestros pies. La persona que posee esta cualidad perdona las injurias, bendice al opresor porque posee un corazón de hierro que no podrá lastimar el tirano, pero un corazón tan tierno que podrá amar a todo el mundo, porque gobierna muy bien su propio espíritu.
La Biblia describe, que las personas que alcanzan  la  Mansedumbre  y la  Humildad, heredarán la tierra, la conquistaran, serán los dueños absolutos de su propio universo de amor y paz, aunque para otros su mundo se esté derrumbando.  Dios se levantará para salvar a los mansos de la tierra.
Mansedumbre es la virtud  para  eliminar  la ira y sus efectos negativos  como los arrebatos de cólera. Es una forma de templanza que evita toda maldad y resentimientos  por el comportamiento de otros.
HEBREOS  12:14-15
Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.  15: Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios,  que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados.

OREMOS:
Padre te bendecimos, te adoramos y  te exaltamos. Hoy venimos delante de tu presencia, para pedirte perdón por nuestra falta a los que  hemos ofendido. Ayúdanos a tener un carácter amable, amoroso y compasivo. Permítenos aflorar el Don de la Mansedumbre  para con los demás, para que podamos ser bendecidos por ti Padre, porque si mantenemos  ese espíritu de violencia, rabia y resentimiento, no podremos recibir tú gracia. Ten misericordia de nosotros, te encomendamos a nuestros hijos,  cónyuges, padres y hermanos, que  se unen a este clamor;  por aquellos que tienen un carácter duro por alguna herida del pasado. En el nombre de tu amado hijo Jesucristo todopoderoso te lo pedimos. Amén.

BENDICIONES A LOS IMPIOS Y A LOS MANSOS DE CORAZÓN!!   .

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