Malvavin había nacido en una familia
de piratas, no recordaba físicamente a su padre, quien le heredó una pequeña
fortuna, producto de sus múltiples atracos a embarcaciones comerciales; monedas
de oro, joyas, coronas, vasijas, espadas, sombreros, mapas, etc., era lo que
guardaba su herencia en un gran cofre, con el cual jugaba a solas queriendo ser
un pirata temible. Cuando él tenía dos años, su padre se embarcó en un viaje
muy largo a través de los siete mares y nunca más regresó. Su madre había trabajado desde entonces
para que no le faltara nada a su pequeño hijo, pero Malvavin había nacido con las mismas ideas que su
padre, así que fantaseaba con navegar con la bandera de un pirata a través de los mares.
Malvavin crecía entre
juegos de bandidos y piratas, y nunca le
gustó ir al colegio, aunque los castigos y regaños estuvieran a la orden del día.
Fueron grandes batallas las que tuvo que
enfrentar su madre, porque quería que se
convirtiera en un hombre de bien,
educado, culto y trabajador, pero nada haría cambiar su forma de pensar, pues
Malvavin quería ser pirata como su padre. Y así creció en un mundo de fantasías deslumbrado
por los tesoros, hasta que un día su madre cansada de las discusiones con su
hijo, se dio por derrotada y desde ese momento empezó un ataque de críticas:
“Eres un fracasado, no sirves para nada, terminarás como tu padre siendo un don
nadie, no sabes leer, no te gusta bañarte, te convertirás en un mendigo pidiendo limosna sin saber contar lo
que te den”.
Y fue así como creció Malvavin en un
ambiente sin palabras de amor, ni muestras de cariño, trabajando en labores de
todo tipo, de un lugar a otro; pero era siempre despedido por la poca capacidad
de entrega en sus labores y por su baja autoestima, ya que era un pobre soñador sin ningún plan hacia dónde dirigir su vida. En algunas
ocasiones recordaba sus juegos de la infancia, de aventuras y viajes, entonces
nuevamente fue recuperando la esperanza de algún día recorrer los mares en un
barco pirata.
En una ocasión llegó un verdadero
barco pirata al puerto donde estaba trabajando como mozo de una cantina, y pudo conocer a los horribles piratas en
persona, con sus desgastadas y sucias vestimentas, sus desarregladas cabelleras
y barbas sin forma; se suponía que eran hombres ricos por sus múltiples robos.
La sorpresa fue mayor cuando empezaron a reclutar hombres para acompañarlos en
sus travesías:
-Pirata Barba larga: -Atención!!!!,
estamos buscando a hombres que no le tengan miedo a la vida ni a la muerte, que
estén dispuestos a dejar a sus familias, bueno si es que las tienen. No importa
si son unos grandes tontos que se consideran fracasados, no importa si no saben
leer ni escribir, al fin y al cabo no lo van a necesitar, solo estamos buscando a
gente que No sepa qué hacer con su vida, que sueñen con encontrar tesoros escondidos en las islas más lejanas.
Después de unos instantes, solo unos
cuantos de los ahí presentes levantaron
la mano, mientras que Malvavin titubeo un poco, hasta que su débil voluntad lo
hizo levantar su mano, y fue así como ese mismo día estaría pisando el gran
barco pirata; ya no había forma de retornar pues el barco había zarpado sin rumbo conocido para él. Las
especificaciones de su nuevo trabajo se las dieron a conocer durante el viaje.
Y así empezó una nueva y difícil vida para Malvavin, ya que después de un par
de años no pasó nada extraordinario para él, solamente robos a pequeñas
embarcaciones que se encontraban a su paso. Los días eran monótonos y aburridos para Malvavin y para muchos más; pues eran largas las jornadas de trabajos forzados sin paga alguna,
recibiendo a cambio solo comida, pero en su mente abrigaba la esperanza de
algún día encontrar un verdadero mapa que lo condujera a encontrar un gran tesoro, como los que relatan los cuentos de algunos libros..
Malvavin sentía un poco de paz cuando
a media noche todo el mundo dormía, y él
podía salir a cubierta a mirar las
estrellas, y reflexionaba sobre el
fracaso total de su vida, pero se sentía joven para corregir su destino, y desde ese momento bajo las
estrellas empezó a crear con su imaginación su nueva vida y se repetía una y
otra vez todas la noches que él era el
gran pirata Malvavin .
Una noche se confabuló una rebelión
cuando el barco estaba anclado en una isla deshabitada; tomaron al capitán Barba
Larga y a sus hombres de confianza como
prisioneros, atándolos de pies y manos, fue
una lucha en donde murieron algunos hombres. El capitán Barba Larga y algunos
hombres de su tripulación fueron abandonados en la isla.
Después de haber zarpado la
embarcación, solo iban a bordo los hombres que habían trabajado como esclavos,
hombre peligrosos, sin educación alguna, pero expertos en la lucha cuerpo a
cuerpo.
Después de festejar por
varios días su victoria, despertaron a la nueva realidad, ya nadie sabía
qué hacer, hacia donde dirigirse; estaban perdidos en la inmensidad del mar;
nadie sabía leer un mapa, ni una
brújula, no sabían en que parte del mar se encontraban.
Y así empezó la pequeña y corta
aventura de Malvavin. Todos los piratas que participaron en la rebelión lo
designaron como el nuevo Capitán del
barco pirata, no por su rudeza, no por su capacidad de luchar, sino por ser el hijo de un pirata.
Poco tiempo después revisando el
camarote del antiguo capitán, encontraron varios mapas de posibles
tesoros, y también cofres llenos de monedas de oro, joyas, diamantes y muchas cosas mas Todos querían su recompensa
por partes iguales, pero nadie sabía
contar, ni leer, mucho menos descifrar mapas de tesoros, no sabían dónde estaban ni hacia donde se encontraba el Sur.
Después de semanas de andar a la
deriva, se fueron terminando los alimentos y el agua, hasta que un día se
cruzaron con un barco comercial. Lo primero que hicieron fue quitar la bandera
de pirata, e inmediatamente colocaron una blanca en señal de paz y ayuda.
Momentos después los comerciantes recibieron a Malvavin y fue como consiguieron
ayuda a cambio de una parte de sus tesoros. Después de recibir provisiones
fueron guiados al puerto más cercano, y al ver nuevamente tierra sintieron que
sus vidas volvían a renacer. Ya estando en tierra los piratas decidieron dejar
el barco y hacer una nueva vida, ahora en la ciudad pues contaban con riquezas
suficientes.
La mayoría de los piratas terminaron
en la miseria, la pobreza porque su ignorancia de no saber leer, escribir,
hacer operaciones comerciales e inversiones, fueron fácilmente despojados de
sus tesoros. Para Malvavin fue una muy buena prueba para tomar conciencia de su
vida. El en cambio invirtió su riqueza en estudiar de todo, matemáticas,
literatura, economía, historia, geografía, y ya con todo el conocimiento de los
libros pudo enfrentar los mares,
continentes, países, puertos comerciales, rutas, mapas, estrellas, operaciones
comerciales, inversiones. Pudo cumplir su sueño de conocer el mundo y de paso
se hiso rico.
Malvavin pudo comprender que el
conocimiento es la llave para ser libres por cualquier parte del mundo y
moverse como peces en el agua. Y la ignorancia es el camino a la esclavitud, a
la perdición, al fracaso, al
sufrimiento, porque no se tienen las herramientas para sobrevivir en la vida. Y
en cualquier parte que viajaba Malvavin, llevaba este mensaje a los niños y jóvenes.
“Que tienen que estudiar mucho, porque
el conocimiento es la salvación”.
F i n.
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