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miércoles, 29 de abril de 2015

CARTA DE UN PADRE FUMADOR

Fue demasiado tarde, mi cuerpo se esfumó con el humo con olor a muerte; mis pulmones calcinados, mis venas secas sin sangre e impregnadas de  miles de químicos tóxicos que envenenaron mi voluntad, hasta caer en una adicción desenfrenada. Los receptores de mis células piden a gritos sacar uno más de la cajetilla, mientras mis glándulas dejaron de producir naturalmente sus hormonas que promueven  felicidad, bienestar y  salud;  ya no era yo, era como un viejo automóvil encendido que daba lástima por sus miles de fallas mecánicas y  que despedía grandes cantidades humo tóxico por todos lados, alejando a  la gente  porque en mis manos cargaba un arma encendida, mortífera, química, capaz de envenenar cualquier habitación  de almas inocentes.

El Ángel Guía

Desde mucho tiempo atrás el Oso había comentado que tenía un amigo imaginario que lo acompañaba a todos lados. Cuando el conejo escuchó la historia del  oso, inmediatamente lo calificó  como un  demente, cómo era posible que animal tan grandote se hiciera acompañar de un amigo imaginario.
Pero  un día el conejo cayó en una trampa para osos, en un lugar apartado del bosque donde nadie podía auxiliarlo. Pasaron unos días y lentamente se debilitaba,  pues no tenía  agua ni  alimento y  empezó a notar la presencia de alguien de una forma indefinida y borrosa.
-¿Quién eres tú?- dijo el conejo.
-Muchos en la tierra me llaman el Ángel de la muerte, y en el cielo me llaman simplemente Arcángel Miguel.
-¿Y por qué  ahora te me presentas a mí?
-Yo siempre he estado a tu lado desde el primer día en que naciste, yo te salve muchas veces de accidentes. Yo te he guiado para que vayas por el camino del bien, mientras tú vas por la vida corriendo de una forma desenfrenada  sin medir los peligros, pero tus descuidos, vicios, y excesos te están llevando a la muerte, y después me culpan de  que yo soy el que quita la vida.
-Quiere decir que tú has sido mi compañero desde el primer día que nací, y que siempre estuviste atento a mis equivocaciones para llevarme algún día?
-No, no es así. Mi amigo el Oso, sabe que lo acompaño todo el tiempo y no por eso quiere decir que esté condenado, al contrario sabe que yo lo acompañaré y lo cuidaré  si él se cuida. Y es tanto su amor por él mismo y por sus seres queridos que ya se compró un paquete de “PREVISIÓN A FUTURO” con sus amigos de GAYOSSO, y desde ese momento el Oso presume un sentimiento de protección, seguridad, que lo hace sentir mucho mejor para vivir muchos años más.
Fin.


El Último Cherokee pluma en el aire.

La leyenda que  contó  el abuelo cuando todavía éramos  niños,  se  quedó grabado en la mente de todos los que en su momento la escuchamos  por primera vez, y  hasta el día de hoy se sigue contando a las nuevas generaciones de niños.
“Después de que el gran guerrero ocupó grandes extensiones de tierra para su tribu, decidió conquistar también su paz. Cuando pensó que ya había concluido su misión de vida, salió a conquistar su alma y su mente, acompañado por su caballo con el que ganó muchas batallas, y su perro quien lo esperaba fielmente cuando se iba al campo de batalla, y juntos contemplaban las noches estrelladas. Un día salieron los tres para encontrar al gran Jefe Dios, al único Dios creador de todo lo existente, caminaron por  bosques, desiertos, subieron montañas, cruzaron ríos, fueron años de búsqueda, y cada vez que despertaban en lugares hermosos, atardeceres mágicos, creían que estaban más cerca de Dios, porque sus viajes eran toda una aventura de dicha y felicidad.