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miércoles, 29 de abril de 2015

El Último Cherokee pluma en el aire.

La leyenda que  contó  el abuelo cuando todavía éramos  niños,  se  quedó grabado en la mente de todos los que en su momento la escuchamos  por primera vez, y  hasta el día de hoy se sigue contando a las nuevas generaciones de niños.
“Después de que el gran guerrero ocupó grandes extensiones de tierra para su tribu, decidió conquistar también su paz. Cuando pensó que ya había concluido su misión de vida, salió a conquistar su alma y su mente, acompañado por su caballo con el que ganó muchas batallas, y su perro quien lo esperaba fielmente cuando se iba al campo de batalla, y juntos contemplaban las noches estrelladas. Un día salieron los tres para encontrar al gran Jefe Dios, al único Dios creador de todo lo existente, caminaron por  bosques, desiertos, subieron montañas, cruzaron ríos, fueron años de búsqueda, y cada vez que despertaban en lugares hermosos, atardeceres mágicos, creían que estaban más cerca de Dios, porque sus viajes eran toda una aventura de dicha y felicidad. 

Todos sus momentos eran placenteros porque sabían que iban por el camino correcto, pero una noche ya no despertaron sus cuerpos,  y nunca se dieron cuenta en qué momento cruzaron el gran cañón que separa el cielo de la tierra, mientras sus almas seguían buscando  el paraíso donde encontrarían a sus seres queridos que se habían adelantado al encuentro con el gran Jefe Dios. Y sin darse cuenta los tres ya viajaban más ligeros, sin hambre, ni sed, sin cansancio, simplemente  flotaban entre los campos floridos, atravesaban nubes y tocaban estrellas, hasta que encontraron un lugar muy hermoso con un letrero en la entrada que decía “Bienvenidos al paraíso, prohibida la entrada a animales”.  Era un camino  tapizado de piedras preciosas y montes de  objetos de oro; a las orillas, se escuchaba música y algarabía, a lo lejos se veía una gran fiesta en donde muchos comían y bebían, quiso entrar para buscar a sus seres queridos, pero no le permitieron entrar con sus amigos de viaje, así  que prefirió seguir su camino.

Mas adelante  encontró otra entrada que decía  “Bienvenidos al cielo”, y al entrar inmediatamente salieron a su encuentro muchos de sus familiares con los que había convivido.  Ya después de muchos abrazos de bienvenida  el gran Abuelo preguntó, qué era ese lugar tan hermoso  de abundancia que  se hacía llamar “El Paraíso”, y le contestaron que en verdad era el infierno, que los que entraban ahí,  ya nunca salían, eran  personas de  carácter débil, que preferían  la  riqueza material, personas que no vivieron con amor en la tierra y ahora tampoco había quien los esperara con amor en el cielo, pero el verdadero paraíso es donde se encontraban, porque había paz y libertad, ya no existían los problemas, el dolor, la enfermedad, solamente amor formando una sola familia en compañía de seres celestiales y en la presencia del Gran Jefe Dios. 

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