El despertador toca sus trompetas anunciando el
apocalipsis de la noche que partió llevándose su manto de negras sombras de flojera y
pesadez, después de terribles pesadillas, relámpagos y estruendos. Sin poder
abrir los ojos, mi mano sale como catapulta dando un gran zarpazo al
despertador para que calle su alegre tonada, porque prefiero el silencio de
otros cinco minutos de un sueño pesado que se transforma en una hora de pesadillas
con sabor a una persecución de mi jefe, de mi suegra, de mis múltiples enemigos,
y acreedores persiguiéndome para rendir las cuentas pendientes que tienen conmigo.
Y en lugar de sentirme descansado, me levanto con
muy poca energía de la cama, malhumorado
y ojeroso porque tan solo tengo media hora para salir corriendo y llegar a la oficina. Mi
negra noche todavía no termina y empieza un calvario de muchos infortunios. Comienzo
maldiciendo al despertador, pues me levanté
con el pie izquierdo, no tenia ropa planchada; odio bañarme cuando tengo prisa.
Abro el refrigerador y la leche estaba echada a perder; me quemé con la cafetera y
derramé el café sobre la mesa, salgo con el saco y la corbata en la mano y se
me olvidan las llaves del coche, me regreso y descubro que el perro hizo su
gracia en la alfombra. Regreso al coche y veo que tengo muy poca gasolina,
después encuentro un tráfico muy pesado, intento inventar una excusa para
llegar tarde a la oficina y me doy cuenta que se descargó la batería de mi
celular. Todos los semáforos están en mi contra y un taxista me gana el paso,
le toco el claxon, le hago señales obscenas, le grito palabras ofensivas, y la
adrenalina sube por todas mis venas en torrente de rabia y coraje. Después de una
hora de estrés hasta el tope, llego a la oficina para continuar con mi mal día; me habló la secretaria diciendo
que mi jefe está molesto porque no está
listo el reporte que debí haber entregado el día de ayer, y así continúa la negra
noche en mi negro día; mi flojera, mi malhumor con el que me levanté de la
cama, fue como una bola de nieve que creció potencialmente en vibraciones
negativas que desencadenaban sucesos catastróficos que yo iba atrayendo a mi
día, llenándolo completamente de maldiciones contra todo, todo era gris y todo
estaba en contra mía, sin saber que yo estaba invitando a mi vida todo aquello
que me golpeaba porque estaba en mi
misma frecuencia vibracional.
La vida está hecha de cosas positivas o negativas,
tengo un buen día o un mal día, tengo salud o enfermedad, tengo dinero o estoy en la
pobreza, tengo amigos o enemigos, tengo
felicidad o tristezas, tengo paz y tranquilidad
o tengo guerra y hostilidad, tengo buenas ó malas emociones, tengo amor o desamor, tengo risas o
llantos, tengo triunfos o derrotas. ¿A quien puedo culpar de todo lo que me
pasa?, ¿Quién es el que tiene malos
pensamientos, envidias, celos, odios, ó rabia? El que busca víctimas,
victimarios, ó enemigos, los encontrará.
Ahora yo encuentro amigos, hermanos, compañeros, y
la vida me sonríe, la alegría me invade, el amor me enamora, porque veo lo
hermoso del día. Un
alegre despertar, abrir los ojos con la emoción de recrear la pupila observando
el azul del cielo, los colores de las
flores, poder verse al espejo y ver a un ser vivo, alegre, sonriente, en
paz, lleno de ilusiones y esperanzas, de observar lo no visto, de alcanzar lo
inalcanzable; siempre habrá bellezas nuevas por las cuales sorprenderse. Todos mis sentidos se despiertan esperando un nuevo amanecer para salir a deleitarme con mi
vista, con mi olfato, con mi oído, disfrutar de un platillo sencillo preparado con amor, sentir
que palpita mi corazón, que mis pulmones
inhalan y exhalan vida, sintiéndome agradecido con
la vida por el privilegio de tomar un
baño refrescante, un nutritivo desayuno, un abrazo acompañado de un Te Amo de la gente
que vive conmigo y de mi Dios que me
protege, me acompaña y me bendice durante todos los días de mi vida. Todo esto
es la receta perfecta para empezar un nuevo día resguardado por la mano de
Dios, salir al trabajo con la confianza que mi camino estará lleno de milagros,
oportunidades e infinitas posibilidades de triunfar.
Estoy feliz por
comenzar el día, tengo la certeza que todo será maravilloso, mi intuición me
dice que tengo que salir a enfrentarme a nuevos retos, ¿Pero quién es ese que
está dentro de mí, indicándome lo que es
correcto y bueno para mí?, tendrá que ser algo Divino porque lo percibo como una
corazonada que me dice que si siento un
bienestar para mí y los demás, lo acepte
pero si hay duda e inseguridad o temor,
entonces decir No es la mejor opción, de esta forma me enfrentaré a los
acontecimientos que se me presenten en la escuela, en el trabajo, y en todos
los lugares que deba presentarme.
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