El
reloj marcaba las doce de la noche y Pedrito con pijama recostado sobre su cama no podía dormir, se
había destapado la cara, únicamente para ver el reloj pero inmediatamente se volvió a
cubrir la cabeza; ya habían transcurrido muchas horas desde que sus
papás lo habían mandado a dormir.
Las
noches eran largas; su mayor deseo en las noches de insomnio era que amaneciera
más rápido y estar a salvo de la oscuridad.
Pedrito
a su corta edad no entendía el proceder de sus padres que le impedían casi
todo:
-
No toques eso,
-
No juegues con
eso
-
No grites
-
No brinques
-
No corras que te
vas a caer
-
Quédate
quietecito al frente del televisor y no hagas ruido
-
Si te portas mal
vendrá el coco en la noche y te llevará
-
Si no te terminas
tu comida, el señor del costal te llevará
-
Si te ensucias,
si haces berrinche, si lloras, Santa Claus no vendrá……
Pedrito
era un niño tímido e inseguro, temía no
solo a la oscuridad sino a cualquier hora del día, tenía problemas de
adaptación con sus compañeros de escuela y con sus propios vecinos, sus
calificaciones no eran buenas por lo tanto no le gustaba ir a la escuela, él
prefería quedarse encerrado en su habitación con sus escasos juguetes como lo hacía los fines de semana,
quizá viendo la televisión, mientras sus padres discutían. Pero Pedrito tenía la
esperanza de que mejoraran las cosas, se
cuestionaba todos los días el por qué algunos de sus compañeros de escuela y
sus papás eran felices, los veía al llegar por la mañana o en el parque camino
a la escuela, tenía la seguridad que Dios y su ángel de la guarda, lo cuidarían
cuando se presentara el Coco o el Señor del Costal.
Una
noche después de que el cansancio lo venciera, tras horas de preocuparse por la
aparición del coco en la oscuridad, logró dormir profundamente y en sus sueños
su ángel de la guarda le decía:
-“Mi
querido Pedrito, no temas soy tu ángel de la guarda que siempre estará a tu
lado para cuidarte y guiarte en tu camino por la vida que es muy difícil de
andar, pero es maravilloso, es divino y mágico. Dios Padre me envió para
cuidarte, no debes tener miedo a nada ni a nadie, porque eres hijo de Dios que
siempre estará a tu lado. Quiero decirte que así como tus padres te están
educando, a ellos también los educaron de la misma manera tus abuelos.
Tendrás
que ayudar a tus padres a encontrar a su
niño interior que perdieron hace muchos años está escondido, asustado en sus entrañas, en un rincón agrietado por la
dureza con que fueron tratados, ellos perdieron su inocencia, su alegría desde
hace mucho tiempo, solo conocen la desdicha y el sufrimiento y tu tienes la
fórmula mágica para romper el hechizo de tus padres y hacer que tu familia se libere de
la infelicidad de toda una vida. Sabes
muy bien que el propósito de esta vida se simplifica en amar, amarte a ti mismo y amar a tus seres
queridos.
Tendrás
una labor muy importante de hoy en adelante, te costará trabajo los primeros
días pero después sin darte cuenta lo practicarás todos los días de tu vida con
mucha alegría y satisfacción, porque tú eres un ser de luz y de amor. Todos los
días abrazarás a tus padres, les darás muchos besitos, les dirás que los
quieres mucho, en ocasiones los despertarás con un beso, harás dibujos en donde
estén todos juntos y felices y cuando aprendas a escribir, les escribirás cuánto
los amas.
Míralos
a los ojos, toma sus manos con tus manitas y llévalas a su corazón, diles que te gustaría vivir en
su corazón y dales muchos abrazos,
hazles cosquillas en la barriga para que sonrían, regálales un dulce, cántales
una canción de tu escuela, regálales una sonrisa y un te Amo, un te Extraño, que Dios los cuide.
Poco
a poco cambiarán, su corazón empezará a reaccionar, su niño interior
despertará, estará cuidado por ti, su niño interior también querrá jugar
contigo, te abrazará, te amará todos se cuidarán, reirán jugarán bailarán,
brincarán de felicidad y habrás encontrado el verdadero propósito de tu vida
que es Amar y habrás salvado a tu familia de la tristeza y del miedo”
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