Cómo podemos esperar estar sanos
cuando descuidamos nuestra alimentación que es la fuente que fortalece nuestro cuerpo. Cómo podemos esperar
seguir sanos cuando contaminamos nuestra alma con emociones negativas. Cómo
podemos esperar estar saludables cuando nuestros pensamientos han enfermado a
la mente. Cómo pueden seguir actuando impunemente y cruelmente contra mi prójimo, y esperar tener buenas relaciones. Cómo puede seguir creyendo la
gente que calumniando, estafando, odiando, maldiciendo y criticando, lograrán obtener
paz, amor y hasta salud. Cómo puede seguir creyendo la gente, que merece tomar venganza y hacer justicia con sus
propias manos, y así terminar con sus odios, rabias, resentimientos, y que su
corazón este en santa paz. Cómo puedo esperar que mi pareja me sea fiel,
cuando yo mismo no lo soy conmigo mismo;
yo me engaño, yo no creo en mí, dudo de mí, me auto saboteo con mis principios;
no confió en mi persona; mi autoestima esta por los suelos; considero que no
valgo lo suficiente, y si yo no soy fiel conmigo mismo, entonces nadie está
obligado a ser fiel conmigo. Cómo puedo seguir esperando que alguien me ame,
cuando yo no me amo.
Cómo conseguir todo lo que yo quiero en la vida, si estoy
sumergido en muchos temores, complejos, y traumas. Cómo puedo esperar que
alguien llegue y me haga feliz, cuando yo soy un ogro malhumorado, amargado,
irritable que le molesta que las demás personas sean felices. Cómo podre
esperar que me respeten, que me aprecien, que me valoren, que me amen, que me
dejen de criticar, que me dejen de odiar, que me dejen de molestar, si a mí me
encanta la crítica, crear falsos juicios; yo miento a los demás, yo traiciono a
los demás, yo lastimo a los demás. Pero la verdad es que yo me engaño, yo me
traiciono, yo me crítico, yo mismo me estoy haciendo daño, yo mismo me estoy
enfermando.
Al crear discordia, nos obligamos
a recoger discordia, somos responsables de nuestra vida, porque lo que
sembramos, lo estaremos cosechando tarde o temprano, lo que estemos dando, es
lo que estaremos recogiendo. Somos co-creadores con Dios. Por nuestro libre
albedrio creemos libremente en lo que es verdad para nosotros. No existe
injusticia alguna, nadie nos está castigando ni condenando, no existe la mala
suerte, no existe un Dios vengativo que nos envía
Calamidades por nuestros pecados; no hay que echarle la
culpa a nadie, porque de otra manera no creceremos, no maduraremos, no
reconoceremos nuestros errores, y los sufrimientos, enfermedades, y las desgracias continuaran en nuestras
vidas. Hay que tomar conciencia y asumir las responsabilidades y las
consecuencias de cada uno de nuestros actos. La gente que no perdona, nunca
madura, no asume su papel de ser divino, no se sana, porque la vida únicamente
nos devuelve lo que le hemos dado. No es voluntad de Dios que estemos enfermos;
tampoco tienen ninguna responsabilidad las demás personas con las que vivimos,
por todo lo malo que nos pasa a nosotros.
Nosotros mismos somos los que nos
hacemos nuestro propio daño.
Todo el mundo tiene sus razones y muy válidas y
verdaderas para estar enfermo, porque todos tenemos el poder de crear nuestra
propia vida, de materializar todos aquellos temores en los que creemos; es como estar atrayendo infinidad de
circunstancias a cada momento para comprobar que nuestras aseveraciones son
correctas por las cuales la enfermedad surge. Tu verdad es tuya y de nadie más,
y la verdad de otros es muy diferente a la tuya. Hay gente que no vive con temores, odios, ni sufrimientos, vive sumergida
en la dicha, felicidad, y amor y nunca
está enferma. Tu enfermedad es tuya y te está avisando que hay un conflicto no
resuelto en tu vida. Nadie te está juzgando, eres tú el que se está juzgando,
nadie te pide que acumules rabia, odio, rencores; que busques tu venganza contra tu agresor,
eres tú el que se está condenando, eres tú el que decide caer en la depresión,
en la culpabilidad; entonces el
subconsciente ya no es capaz de cargar con tantas culpas, y busca la forma de castigarse a través del
cuerpo en forma de enfermedad, para que pagues por tus errores, porque tú no
eres capaz de perdonarte a ti mismo ni a
los demás.
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