El diario de nuestra alma, es nuestro gran Libro de la
Vida, una verdadera obra magistral de la creación; en él todo se estará
escribiendo, nada se omitirá. Tuvo su primera página en los orígenes de nuestra
creación el gran secreto que casi ningún
mortal ha podido descifrar, y los que ya
lo saben, simplemente callan; algunos otros formulan diversas teorías sobre el
origen de la vida y se crean muchos debates sin llegar a una explicación
definitiva.
En la introducción de nuestro diario, está escrita la
evolución de miles de años que tuvieron que transcurrir para que el ser humano
lograra alcances inimaginables
como hasta hoy.
El ser humano, la obra extraordinaria de la creación de
Dios, es el verdadero y único heredero del universo, ya que el aliento divino
de Dios hecho conciencia, colmó de inteligencia y potencialidad el espíritu del
hombre, impregnándolo de energía y luz celestial, toda una experiencia
espiritual viviendo en un cuerpo terrenal; no hay obra más perfecta en el
universo que el ser humano. El primer capítulo de nuestro diario, lo empezamos a escribir cuando se nos regala
la conciencia envuelta en nuestra alma y
un espíritu aventurero,
incansable e inmortal, que saldrá a conquistar y dominar el mundo, con
un libre albedrío que nos permitirá escoger lo bueno o lo malo por voluntad
propia, permanecer o salir del paraíso y
dirigirnos hacia la aventura. Y nadie nos expulsó del paraíso, porque Dios puso en el centro del paraíso el árbol del
conocimiento, y fue para probar nuestra capacidad de decisión, para escoger entre
el bien o el mal,
entre la luz y la obscuridad, entre el frío y el calor, entre el amor y el
desamor, entre la felicidad y el sufrimiento, ¿Por qué cómo podríamos saber que
es lo bueno y lo malo?, pues únicamente experimentándolo. Es cuando el hijo prodigo recibe parte de su
herencia que le dio Dios, y emprende la travesía para experimentar nuestras facultades y dones,
para conocernos a nosotros mismos; desde ese momento empieza a correr nuestra
historia de amor, de coraje, llena de todo tipo de encuentros a lo desconocido.
Nuestro espíritu creativo, curioso, e
ingenioso no se limita y desafía lo que no conoce hasta dominarlo, creando lo
que no existía, desde sentimientos y emociones, hasta metodologías tanto para
su buen vivir como para su destrucción. Dios no tenía planeado que el ser
humano muriera, es más, esa palabra no existía, pero el mismo hombre encontró y
creo diferentes formas para destruir no
solo su cuerpo sino también su mente y la de los demás. También adoptó
sentimientos inútiles para enfermarse y morir, por lo tanto Dios tuvo que
concientizar el pensamiento del hombre y crear la reencarnación, de esta forma
cada vida del alma sería un capítulo de nuestro diario, en el cuál escribiríamos
muchos capítulos gloriosos y heroicos o vidas
fracasadas o inútiles sin sentido,
llenos de enfermedades, desgracias que manchan el contenido de nuestras
memorias. El buen balance de nuestro diario, será tomado en cuenta para
cuantificar el tiempo que empleemos para
dar amor, para odiar, para reír, para llorar, para engañar, para matar, para bendecir, para
agradecer etc. De esta manera se estarán cuantificando nuestras obras buenas o
malas, acumulando Karma bueno o malo. Porque la
ley del karma dice que para cada acción, existe una consecuencia; para cada
causa, hay un efecto; todo lo que se envía al Universo, regresa a nosotros
tarde o temprano.
Cada día es una hoja de nuestro diario; nosotros somos
los protagonistas de nuestra obra y escribiremos nuestra propia historia hecha
de sueños cumplidos o destruidos y
quedarán como testimonio que pisamos, poblamos, construimos, destruimos, amamos
u odiamos, fuimos humildes o arrogantes, generosos o egoístas justos o injustos en la tierra. Nuestro andar por el mundo quedará registrado para la humanidad por toda la
eternidad.
En nuestro cuerpo etérico tenemos una memoria humanidad,
en donde se guarda todo lo que vamos viviendo, y nuestro plan divino, nuestro
propósito que es el objetivo único que nos mueve a alcanzar lo
inimaginable, nos incita a buscar y
encontrar, a caer y levantarse, a morir y vivir para nuevamente renacer.
De igual manera quedarán escritas todas nuestras hazañas o fracasos, nuestras proezas bañadas
de sacrificios, nuestros triunfos con sabor a derrota, basados en engaños y
trampas, cuando se actuó con mentiras; asimismo toda acción humanitaria,
compasiva y amorosa se escribirá con
letras de oro en el libro de la vida. Mientras que nuestros actos negativos como la rabia, venganza, odios,
deshonestidad, mentiras, se escribirán con letras de sangre, para que se pague
en esta vida o en la siguiente también con la misma sangre; El perdón y
arrepentimiento no podrán borrar lo sucedido, lo hecho escrito está y nada
podrá impedir que se registre en el diario de nuestra alma los actos negativos,
pero el perdón y el arrepentimiento se registraran con grandes letras doradas
que podrán cambiar las deudas karmicas y cambiar el curso hacia una mejor vida.
Un día una hoja en blanco será bien aprovechada o desperdiciada, manchada,
arrugada, quemada y arrojada en el bote
de la basura o simplemente quedará en blanco, pero siempre será foliada con el
número de día, mes y año vivido, para
acceder a esos momentos y recuerdos
especiales, reviviéndolos con alegría, nostalgia o dolor lo vivido.
No sabemos cuántas hojas nos tiene preparada la vida para
este capítulo; porque hay un principio y un día final para este viaje;
desconocemos en realidad cuándo tendremos nuestra última hoja, nuestra última
oportunidad de escribir con letras de amor,
acciones de generosidad y agradecimiento. ¿Cuántas hojas llevo en el
hermoso caminar de una niñez feliz, de una juventud entusiasta y respetuosa, de
una madurez de conocimientos y enseñanzas? Cuántas hojas en blanco que juntas
acumularon semanas, meses y años sin
poder escribir algo relevante, o que sí escribimos algo, pero que al mirarlas
nos avergüenza la tinta de sangre que
utilizamos, sintiendo en nuestro corazón latidos sin fuerza, respiraciones
vacías, ideas sin sentido viviendo sin vida.
Si pudiéramos hacer un recuento de los muchos momentos de
gozo, de objetivos logrados y felices, de los días
vividos de enamoramiento, de felicidad, de alegría, de salud, de amor, tendríamos como resultado un diario de cuento
de hadas.
Pero si por el contario, pudiéramos hacer un recuento de
nuestros días desperdiciados vilmente o vividos con enfermedades, envidias,
odios, resentimientos, angustias, culpas y sufrimientos, nuestro resultado
sería un diario de miedo con un final deprimente, que nos hundiría en una
profunda depresión, con lágrimas de dolor, miradas puestas en el piso, ya que la vergüenza y el arrepentimiento de nuestra frente con arrugas, no nos
dejaría levantar la vista al cielo, sino al horizonte, un lejano horizonte lleno de culpas y de muchos “ si yo hubiera. “
De las hojas que fueron copias de la copia de un ayer sin
gloria, repitiendo las mismas palabras, las mismas soluciones por meses o
quizás años, por no tener la capacidad de experimentar, crear, inventar y salir
del condicionamiento de una vida rutinaria, vacía y sin ninguna noticia nueva
por escribir, creando hábitos destructivos, cayendo en los mismos errores,
buscando las mismas relaciones enfermizas, sin aprender la lección, repitiendo
las mismas escenas en diferentes capítulos en nuestro Diario del Alma,
arraigando en nosotros mismos, el gusto de ser siempre víctimas o victimarios,
acusados o acusadores, pobres o ricos, repitiendo una y otra vez, en una vida y
en la que sigue, la misma conducta errónea,
acusando y humillando, siendo el
verdugo o la víctima, el juez o el acusado, el asesino o el asesinado,
esperando algún día escribir el capítulo de una vida justa, equilibrada, sin
ser la victima ni el victimario, solo ser el alma inteligente y amorosa,
simplemente ser el pacifista que recordó su plan divino, el objetivo de sus
vidas y escribir con letras de oro, el final más feliz que muchas almas hayan imaginado.
No podemos leer
nuestro futuro, si será feliz o
triste y frustrante, ni saber cómo va a ser el final de nuestro diario, pero sí
tenemos la certeza que el día de hoy tenemos en nuestro diario del alma, una hoja en blanco y que
está ahí para escribir todo lo que me haga sentir bien con migo y con la gente
que me rodea.
¿Y tú... que escribirías?, porque llegará el día del
juicio, y lo primero que se nos preguntará
será si amamos en la vida, y las almas que nunca amaron no serán tomadas
en cuenta para ocupar un lugar en el paraíso.
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