Slider

miércoles, 10 de diciembre de 2014

QUE TAN CIEGO ESTOY

Ver para creer,   ¿Quién me pronunció estas falsas palabras?, que como tatuaje se grabaron en mi frente, y me cegaron por muchos años de mi vida.
Tengo cien millones de receptores en mis ojos para apreciar  el amanecer más hermoso, de un sol rojizo que se asoma a miles de kilómetros de distancia.
Tengo la vista de un águila que a la distancia distingo  un pequeño roedor, ó el  poder contar los pétalos de una rosa, observar los peces nadar por debajo de las aguas de un mar azul turquesa, disfrutar el gracioso  vuelo de una mariposa, un colibrí, ó el hermoso aleteo de una libélula.
Pero de repente se me nubla la vista por los miedos, rencores, envidias, y no veo a mis padres, hermanos y  amigos  enfermos y necesitados.

El Universo me regala a cada momento, paisajes  multicolores  para cualquier lado que miro, mientras mis pupilas se deleitan  y se asombran por el juego de colores y luces que pintan las fotografías que se almacenan en mi mente.
Y de repente mis párpados pesados por mi flojera, y mi conformismo cierran el telón de mis ojos, viviendo en una miope realidad entre tinieblas,  días sin sol, y  noches sin luna, ciego completamente a  las manifestaciones diarias que Dios  pone frente a mis ojos, y que mi indiferencia ó apatía, me hacen pasar de largo  soñoliento como zombi, como ciego, viviendo en la oscuridad,  olvidándome  que somos seres de luz propia, para iluminar nuestro camino, y el de los demás.

Estoy tan ciego que no veo los errores que cometo a diario, día con día, una y otra vez, y que me amargan la vida enfermándome.
Soy tan terco que hasta mi cuerpo me reclama con dolor y sufrimiento, avisándome que estoy abusando de mí mismo, con mis actitudes negativas, evitando desechar todas esas cosas que envenenan e intoxican a mi organismo.
Me tropiezo con la misma piedra  una y otra vez, chocando  con la misma pared;  mis torpezas no ven más allá de las mismas respuestas  sin soluciones visibles de mi limitada percepción de las cosas.
Mis ojos no ven otra salida, otra alternativa, y camino en círculo, sin brújula, solamente con mi bastón de ciego, que solo conoce los mismos caminos aburridos que me  conducen a la apatía, donde  nunca pasa nada provechoso.
Mis ojos únicamente ven lo que quieren ver, se cierran a la única película que conocen, y no le interesa ver más allá del horizonte de desafíos, de esperanzas, de buscar nuevas aventuras, que me lleven a un mundo maravilloso de milagros.
Mis ojos se aferran a  ver para creer, pero no ven muchos sentimientos invisibles que existen y son tan reales como  el amor de Dios, la ley de la gravedad, ó  el amor; mi fe es nula, no creemos  porque no vemos.

No vemos  el amor que pasa rozando nuestras  narices, aunque nos  despeine, aunque nos empuje.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario