¿Papi por qué casi siempre llegas cansado del trabajo y
de mal humor? Ya no quiero
preguntarte cómo estuvo tu día, porque siempre recibo las mismas respuestas
negativas. Me gustaría que ahora tú me
preguntaras cómo estuvo mi día, cómo me
fue en la escuela, porque para mí, todos
los días son bellos. Siempre estoy feliz porque
tengo a Dios en mi corazón y te tengo a ti, y eso me hace ser un niño muy afortunado,
porque sé que hay niños que duermen en la calle, porque no tienen papás ni un hogar.
Trabajas mucho
para darme todo lo material que
necesito, pero hay algo que me hace mucha falta:
“y eres tú “me haces falta cuando requiero de un beso que
pocas veces me das; me haces falta
cuando tengo un problema y necesito un abrazo que calme mis miedos; me haces falta cuando meto un gol y quisiera
escucharte decir feliz desde las gradas:
“muy bien mi campeón”; me haces falta
cuando quiero enseñarte mis buenas
calificaciones y que te alegres conmigo; me haces falta cuando tengo mil preguntas y
ninguna respuesta. Sé que te tengo como padre, y tú me tienes a mí, pero no tienes a Dios en tu corazón.
Quiero platicarte cómo es tener a Dios: - Duermo por las noches largas horas tranquilamente entre nubes y Ángeles y por las mañanas despierto feliz, porque
descansé plácidamente en mi camita y al
abrir los ojos, siento como si
Dios besara mi frente con mucho amor y pienso que eres tú; mis ojos se abren y veo la luz ¿ qué es la
luz? Vuelvo a cerrar mis ojos y nuevamente los abro y veo el retrato donde estoy con mi familia, todos juntos, qué
felicidad; me levanto para estar con mi familia; es como si Dios me diera la oportunidad de
nacer nuevamente, abrir por primera vez los ojos y contemplar que mis padres me
esperan con amor y ternura para abrazarme
y besarme y decirme palabras suaves, dulces que son como una caricia a mis
sentidos. Vuelvo a cerrar mis ojos por
un momento y siento mis respiraciones,
mis pulmones se llenan de oxígeno; siento mis latidos, mi corazón palpita de
felicidad porque Dios me mira y me sonríe y me dice: “ Te amo tanto” sigo con los ojos cerrados
pero ya no hay oscuridad, estoy bañado en la luz que resplandece de Dios y me
cubre como la gallina cubre a sus
pollitos y me siento cómodo,
calientito y a salvo, y le
agradezco a Dios porque me da la oportunidad de ver, de sentir, de escuchar, de
oler y saborear una rica galleta con
leche que mamá dejó sobre mi buró anoche.
Cada fresca mañanita agradezco a Dios por un nuevo día y
le pido con mucho amor que cuide a mis padres, a mis hermanos, a mis abuelitos,
tíos, primos, maestros y compañeritos; por los que no tienen dónde dormir, ni qué
comer; por los enfermos y por las personas malas, que Dios toque sus corazones
y les dé paz, y esa luz que han perdido
en sus caminos y un corazón sabio para hacer solo el bien.
Me levanto con mucha energía y me preparo para empezar un
nuevo día con cantos, risas, bailes, brincos, abrazos, besos, caricias y miro a
FIRULAIS moviendo su cola que me espera
en la puerta y parece como si me preguntara: - ¿Quién te dio tanta alegría
y energía, de donde proviene? Y le
contesto:
-Es un milagro. Abro la ventana y me estremezco al ver
los árboles, el cielo, escuchar los pájaros cantar, ¿es un milagro?. Llega a mi
nariz el aroma y la frescura de las flores,
¿cómo es que el perfume de las flores que están lejos, llega a mi nariz y empapa todo mi cuerpo de su fragancia?,
¿será un milagro?
Al anochecer me siento feliz porque Dios besa mi frente y me acuesta a
dormir y cuando despierto está ahí
mirándome con una maravillosa y tierna
sonrisa, Él está donde yo voy.
Cuando mamá entra
a la cocina a preparar el desayuno me
pregunto: “Cuantas cosas Dios tuvo que
crear para tener fruta fresca en nuestra
mesa, agua cristalina para beber, leche, cereales, verduras, pan, huevo,
pescado, todo esto es grandioso, es un
milagro. Cuantas tierras se tuvieron que sembrar, regar y cuidar para que germinaran sus semillitas, y
quien las regaba? La lluvia que
Dios enviaba.
Doy gracias a Dios por todas las personas que tuvieron
que trabajar muy duro para que hubiera
un rico y nutritivo desayuno en mi mesa,
para que tuviera ropa, música, libros
educación; a toda esa gente les agradezco mucho y les mando muchas bendiciones
y amor”.
Esto es tener a Dios dentro de mí, es estar feliz, lleno
de amor para dar a todo el mundo, amor para la gente que conozco y también para
la que no conozco.
Me pregunto cómo se sentirá un padre sin Dios?.
Cuando yo nací mis padres estaban rebosantes de alegría y
me pregunto ¿en ese momento a quien le
agradecieron mi nacimiento? ¿Se olvidaron de Dios?
Yo creo que siempre debemos dar gracias a Dios, por tener vida y salud, por nuestra familia,
por nuestro trabajo, por nuestra casa, por nuestros padres, hermanos, hijos y amigos, por permitirnos cumplir con nuestros sueños, por realizar
nuestras tareas encomendadas; por recuperarse de una enfermedad peligrosa, por haber obtenido un reconocimiento. Agradezcamos a Dios todo lo que nos da.
Cuando no valoramos el trabajo de un maestro es estar sin
Dios. Cuando rechazamos una disculpa es estar sin Dios. Cuando no agradecemos
los sagrados alimentos que nos mantienen sanos.
Cuando no se reconoce el trabajo diario de la madre en el hogar. Cuando
se pasan desapercibidas las muestras de cariño de los hijos, de la
pareja de los abuelos, eso es estar sin Dios.
Cuando no agradecemos por
el aire que respiramos, por nuestros ojos que pueden ver,
por los rayos del sol, por la lluvia, por el canto de los pájaros, por la majestuosidad de los mares, es estar
sin Dios.
-Papi: dale gracias a Dios, porque a partir de hoy ya no
estarás sin Él nunca más, serás un papá
con Dios en su corazón todos los días de tu vida.
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