Dios contemplaba a un grupo de
pequeños ángeles que jugaban en su propio castillo de nubes que ellos mismos
habían creado. Su inteligencia y creatividad les permitía inventar más e interesantes juegos que ellos mismos
ponían a prueba.
Fue entonces que Dios mandó llamar a ese grupo de angelitos, para que realizaran una
tarea muy hermosa para la humanidad:
-Dios: Angelitos míos, como ustedes
sabrán, la navidad es una de las fechas más maravillosas y hermosas del año
para la mayoría de las personas en la tierra, ya que es una época para compartir,
para unir los lazos desprendidos que algún día fueron uno solo, para sanar las viejas cicatrices, rencillas y odios mediante el perdón llenando los corazones de dicha, jubilo, de
amor, y mucha felicidad porque no están solos, me tienen a mí y se tienen unos
a otros. Yo junto con mis ángeles, y con
las personas en la tierra somos uno, y así será siempre, no solo en navidad.
-Dios: Y como ustedes son angelitos
muy juguetones y creativos, su misión será ayudar a los niños a escribir sus
cartas para Santa Claus, pero ésta vez será diferente, entrarán en los sueños
de los niños y les pedirán que escriban dos cartas, una para Santa Claus
pidiendo sus respectivos juguetes, y una segunda carta dirigida a sus padres,
donde les hagan saber qué les gustaría recibir de ellos, algo que no se compre.
Los niños deberán decidirse por una de las dos cartas, la de Santa Claus ó la que va dirigida a sus padres,
quienes deberán estar enterados de todo
lo que pidieron en ambas cartas. Quiero que les hagan saber a los niños, que Yo su Dios con la ayuda de Santa Claus les concederemos sus
peticiones de la carta que hayan elegido.
Y así fue como en cada rincón del
mundo muchos niños realizaron dos cartas, una pidiéndole a Santa Claus juguetes
y una segunda carta pidiéndoles a sus padres muchas cosas que no tenían, y que
les gustaría tener, cosas no materiales, cosas que no están a la venta, que son
más preciadas que todo el dinero del mundo. Al final fue una de las mejores
navidades, porque la mayoría de los niños prefirieron mandar su segunda carta a
sus padres:
“Queridos Padres míos, esta vez no le
pediré juguetes a Santa Claus, no quiero el juguete más caro para entretenerme horas y horas encerrado en mi mundo y pueda
dejarlos en paz con su tiempo. Esta vez
no quiero jugar con mis hermanos y amigos solamente, quiero jugar con ustedes
algunos juegos de mesa, ó una cascarita en el parque, que me dediquen más de su tiempo, salir al
parque a correr y reír, quiero Amor, Respeto, Tolerancia y Justicia. No solo
debo tener obligaciones de ser un niño
bueno y sacar buenas calificaciones, también tengo el derecho a ser feliz, a
convivir en armonía con ustedes, que me
abracen, que me dediquen no solo unos minutos de su tiempo porque ya se les
hace tarde; yo quiero que se interesen más por mis cosas, mis preocupaciones,
mis miedos, mis ilusiones, que me escuchen, quiero más de su amor. También
quiero verlos reír, correr, abrazar, hacer travesuras, ser una familia muy unida y feliz”.
F I N .
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