¿Libre?... de qué?, si yo puedo
hacer lo que quiera, bueno…. pero no puedo controlar las cosas buenas y malas
que me pasan en la vida. ¿Entonces qué verdad me hará libre?
Amar al Padre es amar a la
divinidad que somos, es amar a nuestros hermanos, es dejar el egoísmo, es olvidar el odio de los que nos ofendieron. Si
no somos capaces de amar a Dios, entonces no somos capaces de amar a nuestros
propios hijos, a nuestros propios hermanos, y mucho menos a nosotros mismos. Ama a todo el mundo, no importando clases sociales,
ó color de piel. No discrimines creencias religiosas, ni
preferencias sexuales; tampoco hagas algo a tu prójimo que no quisieras que él te
hiciera a ti y perdieras tu libertad.
Al crear discordia recibimos discordia; somos
creadores de nuestro destino y tenemos que responsabilizarnos de nuestros
actos. Si haces el bien, el bien
regresará a ti; si te ocurren
cosas maravillosas no son casualidad, la casualidad no existe, solo existen las
causalidades de las cosas. Todo tiene una causa que le seguirá sin error alguno
a su consecuencia, no hay errores para los que siembran el bien o la discordia,
cada quien recibirá su respectivo merecimiento.
Cómo pueden seguir creyendo algunas personas que pueden ser impunemente crueles,
violentos, mentirosos, traicioneros, egoístas, y esperar tener paz,
salud, una vida llena de alegría y dicha? Cómo pueden seguir esperando un futuro feliz, si todo el
tiempo han sembrado maldad. Tarde o temprano todos cosecharemos lo que hemos venido sembrando; habrá gente que seguirá haciendo el mal después de recibir su
respectivo castigo, y continuará por el
camino del mal, y tal vez una vida no le
alcance para pagar todas su fechorías, pero el universo se
encargará de darle una siguiente vida en donde sufrirá todo aquello que algún
día hizo a sus víctimas.
No existe la injusticia, cada
quien recibe su respectivo pago, por lo tanto no nos corresponde juzgar, ni
criticar, ni hacer justicia por nuestras
propias manos, porque estaremos creando
un karma en nuestra alma. No es
voluntad de Dios que tengamos
una vida miserable, de sufrimiento y enfermedad, es simplemente la causa de nuestros pensamientos, emociones y
actos voluntarios con los que actuamos. Cada quien goza de un libre albedrio
para escoger sobre el bien o el mal, sobre la luz ó la
obscuridad, sobre perdonar u odiar, sobre ser feliz o ser infeliz. No existe un
Dios vengativo ó sentencioso, que envíe calamidades al azar a sus hijos, solo existe
un Dios amoroso, paciente que da muchas oportunidades para arrepentirnos y
pedir perdón, o de lo contrario dará el tiempo necesario para que cada quien
pague por sus actos. Y que nadie piense que puede hacer un mal, que puede
engañar, que puede vengarse y que no pase nada,
porque la venganza solo es un dulce amargo que se levanta contra uno mismo, porque la vida es justa, un búmeran que va y regresa para traernos lo que hemos
hecho ó dado, si hemos dado amor, nos devolverá amor, si dimos sufrimiento, nos traerá sufrimiento, porque cada pensamiento,
emoción o acto que ejecutemos, llevara nuestro sello personal para que regrese
a nosotros mismos en cualquier momento.
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