Slider

sábado, 8 de noviembre de 2014

LA RISA DE LA VIDA

Habían nacido en el circo, los cinco payasitos que eran la gran atracción de la carpa que recorría todos los rincones del país. Su vida era muy fácil, no tenían grandes lujos y su diario vivir era una constante felicidad llena de risas. En las horas de ensayo reían como locos como si el público estuviera presente. Fuera del escenario, en el desayuno, en la comida, en la cena, ó en cualquier otro  lugar, la seriedad no podía durar más de cinco minutos, pues de inmediato la  ridiculizaban, borraban, haciendo que  estallara  una carcajada espontanea que contagiara a cualquier persona. Sus estómagos eran más fuertes que un atleta de fisicoculturismo, porque en cada carcajada fortalecían los músculos de sus estómagos que se retorcían de júbilo y de dolor.

La risa es el más efectivo masaje antiarrugas para  la cara, es la carta de presentación de una alma feliz, es el mejor remedio para las preocupaciones; es el llamado para atraer muchos amigos; es una buena referencia para conseguir un buen empleo; es la llave para abrir la puerta de la felicidad; es la clave para identificar a los amargados que responden con un gesto de seriedad ante la risa. Es el llamado de los corazones que vibran con júbilo, dicha y éxtasis de siempre encontrar verdaderos motivos optimistas para vivir cualquier eventualidad de la vida.  Porque el dolor es inevitable, pero la tristeza es opcional, por lo tanto la risa es la condición para las reuniones de amigos felices, porque ahuyenta la tristeza,  acorta el tiempo de la angustia, mantiene a la pareja y a la familia unida en un solo chiste, es una manifestación de mantener una muy buena salud emocional, mental, y espiritual;  es irradiar felicidad a toda habitación a la que entremos. ¿Cuánto cuesta una sonrisa?, ¿Cuánto beneficio nos puede dar?, dura un instante, pero se queda en el recuerdo una eternidad; no se puede comprar, o forzar, simplemente se puede dar.
Su labor era más que un trabajo, el circo era su casa, la risa su alimento, hacían lo que más les gustaba hacer en la vida, que era salir al escenario  a representar la simplicidad de la vida. Todo empezaba de una forma cómica, el payasito inteligente, el tonto, el serio, el que comía a todas horas,  y el enanito, todos resultaban ser inocentes, graciosos, juguetones en todo momento, y en las tragedias seguían riendo, no perdían su felicidad, nadie culpaba a nadie; la vida para ellos era un juego, simplemente un juego, nada personal,  tomar únicamente lo bueno, dejar pasar lo malo, lo preocupante, lo triste, simplemente riendo hasta que  los problemas dejaban de ser problemas porque encontraban más fácil las soluciones en la alegría que en las tristezas.
Un día de lleno total en el circo  salieron a escena los cinco payasitos  muy felizmente a improvisar sus actos, porque se caracterizaban por ser muy originales y creativos, y nunca una actuación sería igual a otra, porque existía la chispa espontanea de hacer travesuras, haciendo interactuar al público e inventar escenas chuscas que hacían reír a la gente. Y en plena actuación de los payasitos, entre risas de verdad, carcajadas que  hacían doler al estomago, el payasito Tontín que era el mayor de todos ellos con una trayectoria de más de sesenta años en los circos,  cayó muerto espontáneamente de un paro cardiaco fulminante. El show tenía que continuar, nadie del público se tenía que enterar de lo sucedido, y sin demora alguna, un par de payasitos entraron con una camilla y en forma cómica levantaron el cuerpo, después tropezaron cayendo los tres, pero actuaron como si hubiera sido parte del show levantando el cadáver de Tontín  de forma inmediata.
Había terminado la función de la tarde, y todos los integrantes del circo estaban  sumamente tristes y desconcertados. Alguien comentó que se tenía que cancelar la siguiente función, pero los cuatro payasitos comentaron:
-Barrigón: Hemos trabajado durante muchos años con la finalidad de cambiar la vida de las personas. Hemos logrado hacer feliz a miles de personas, y tenemos que continuar.
-Pimpón: Tenemos que honrar la memoria de nuestro hermano Tontín, que quería ver un mundo mejor, trasformando las caras tristes de la gente, en caras felices.
-Bonachón: Tenemos que continuar el show, y en memoria de Tontín, porque nunca lo vi llorar de tristeza, algunas veces agotado, pero era por sus ataques de risa cuando no podía parar de reír.  Ahora nos toca a nosotros llorar de alegría, porque se fue al cielo con enormes carcajadas, se fue feliz, ya estará en el cielo haciendo reír a los ángeles y a Dios.
-Barrigón: Nos hemos reído toda la vida, ¿Cómo podríamos despedir a nuestro hermano de otra manera? Debemos continuar lo que él inicio, que es hacer reír a todo el mundo, hasta transformar sus penas, tristezas, y temores en felicidad.
-Chispita: La risa no puede morir, la vida tampoco, como nuestro Tontín. Porque él nos decía que la risa es el mejor medicamento ante cualquier enfermedad, que elimina el estrés, la obesidad, oxigena el cerebro,  rejuvenece el cuerpo. Y él no creía en la muerte, pues su felicidad era tan grande, y su amor hacia  Dios era absoluto, inagotable, con  una energía indestructible.
Él pensaba que todos somos ángeles y que venimos a esta vida a ser felices y reír lo más que se pueda. Y juraba que llevaría sus mejores chistes a todos los seres divinos que acompañan a Dios en el reino celestial.
-Pimpón: Después de que él  llevó mucha alegría a los hospitales a personas enfermas, hizo una promesa, que cuando lograra sanar a  sus pacientes enfermos, le pediría a Dios que le permitiera ver a los que nunca pudo sanar con su terapia de risa, para seguirles llevando sus mejores chistes al cielo, porque entre  esas personas se encontraban sus padres. Eso quiere decir que sano a todos sus pacientes que tenía.
FIN.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario