¿Por qué existe tanta maldad en
el mundo?, ¿Por qué existe la delincuencia y el crimen organizado?, ¿Por qué
Dios no termina con el mal? Si Dios se decidiera a terminar con el mal, lo
podría hacer en cualquier momento, pero destruiría a millones de personas, tal
vez a mí y a ti también. Porque el mal está en muchas partes, está a nuestro
alrededor, en los lugares que yo veo, yo creo, yo condeno, pero tal vez también
esté dentro de mí, y dentro de ti.
¿Qué papel estamos representando en lo que
acontece en nuestro mundo?, ¿criticamos?, ¿juzgamos?, ¿condenamos el mal?, ¿Bendecimos o maldecimos a nuestro enemigo?
¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre nosotros?
¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de nosotros mismos? Deseamos algo que tiene el otro, si no está a nuestro alcance
condenamos al que lo tiene. Si luchamos sin conseguirlo, maldecimos al que lo
posee, y algunos otros toman lo que no
les pertenece, dinero, cosas materiales, poder, a las personas mismas. “No tienen, porque no piden. Y
cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer
sus propias pasiones”. Santiago.4:1-3
Los pleitos
y las guerras tuvieron una semilla de discordia en un momento de la vida de
cada quien. Aprendimos a caminar y hablar con lo que veíamos y escuchábamos, y quedó
en nuestra memoria una infinidad de
cosas; veíamos mucha violencia en el
mundo, en nuestros juegos, en los medios de comunicación que muchas veces pasaba a un segundo término, porque en algunos hogares prevalecía la armonía y el buen ejemplo de padres amorosos. Pero cuando no era bien
canalizada toda esta información negativa, se propiciaba la violencia en los
hogares, ésta se expandía a los vecindarios, a los colegios, a los empleos, a
todas las comunidades y a todos los
países.
Es decir que las guerras y los pleitos del mundo, vienen de nuestras pasiones, lo cual significa que la envidia, la codicia, los celos, son sencillamente la evidencia de las pasiones desordenadas que habitan en el corazón del ser humano. La envidia y los celos de Caín, llevaron a matar a su hermano Abel, es decir, que en nuestro interior hay una habitación obscura donde habitan algunos de nuestros demonios queriendo hacer justicia con sus propias manos. En algunas almas existe una lucha interna por querer ser lo que uno no es, por querer tener lo que no es nuestro, por hacer lo que la gente dice que no es correcto, por rebeldía, por celos, por envidia, por justicia tomar la justicia por manos propias. Si cada quien resolviera sus propias pasiones internas, se terminarían todos los conflictos, hasta la guerras.
Es decir que las guerras y los pleitos del mundo, vienen de nuestras pasiones, lo cual significa que la envidia, la codicia, los celos, son sencillamente la evidencia de las pasiones desordenadas que habitan en el corazón del ser humano. La envidia y los celos de Caín, llevaron a matar a su hermano Abel, es decir, que en nuestro interior hay una habitación obscura donde habitan algunos de nuestros demonios queriendo hacer justicia con sus propias manos. En algunas almas existe una lucha interna por querer ser lo que uno no es, por querer tener lo que no es nuestro, por hacer lo que la gente dice que no es correcto, por rebeldía, por celos, por envidia, por justicia tomar la justicia por manos propias. Si cada quien resolviera sus propias pasiones internas, se terminarían todos los conflictos, hasta la guerras.
La próxima vez que te preguntes ¿De dónde vienen las guerras y los
pleitos? Solo asegúrate que no vengan de las pasiones que combaten dentro de tu
propio corazón.
El corazón apacible es vida de la carne; más la envidia es carcoma
de los huesos. Proverbios.14.30
Envidia significa en
su origen, quemadura, luego el color que se produce en el rostro por una
emoción profunda y, en consecuencia, ardor, fervor, celos, frustración o pesar
del bien ajeno.
Encontré una pequeña historia titulada: Conquistando las Emociones…En
el siglo XIX, hubo un predicador famoso en Inglaterra: su nombre era F. B.
Meyer. Era un hombre muy brillante…Él entonces era un joven predicador muy
exitoso en Edimburgo, Escocia…Estuvo predicando mucho tiempo y grandes
multitudes se acercaron para escucharle….Fue entonces cuando el gran maestro
inglés de la Biblia Campbell Morgan vino también a la
ciudad donde él se encontraba y la gente empezó a llegar en multitudes para
escuchar sus brillantes exposiciones de las escrituras….Meyer, el joven
predicador confesó que al principio cuando escucho predicar al maestro Campbell
Morgan, su corazón tuvo envidia…..pero Él se dijo a sí mismo: La única manera en la cual yo puedo conquistar
mis emociones es orando por Morgan cada día, cosa que he determinado hacer con
todas mis fuerzas.
El corazón apacible es vida de la carne;
más la envidia es carcoma de los huesos. Proverbios 14:30
Entonces para terminar con las guerras, con la delincuencia, con
cualquier conflicto laboral, escolar, familiar, nunca se podrá resolver con la
fuerza, porque en la lucha cuerpo a cuerpo, nadie quiere perder, entonces el conflicto crece más. El Problema se tiene
que resolver de raíz, desde el corazón de cada persona, dejar de alimentar las
envidias, los celos, los odios, los rencores entre los seres humanos, desde
nuestro interior hacia el exterior, hacia nuestras familias, en todos los ámbitos
donde nos movemos, comunidades y al mundo entero. Si
yo lleno de perdón y amor a mi corazón,
y dejo de ver victimario, y todo mundo hace lo mismo, ya no existirá ningún
empresario corrupto, político avaricioso,
gobernador deshonesto, ni estudiante provocando el bullying,
tan solo habría padres, esposos,
hijos, hermanos, hombres haciendo el bien a todo el mundo.
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