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viernes, 18 de julio de 2014

CAMBIO DE CREENCIAS

Ni la paz, ni la  felicidad  se  pueden  conseguir de manera arrebatada. La búsqueda desesperada de nuestros deseos, es ilusoria, escurridiza y se  desvanece en nuestras propias manos; desanimados y cansados, nos damos por vencidos, y en el sosiego, en el silencio de pronto encontramos la paz, y después sin esperar nada, aparecen  los logros que deseábamos  y la felicidad sale a nuestro encuentro, siendo ella  la que nos atrapa. Descubrimos que no estaba afuera en las cosas materiales, estaba siendo reprimida en nuestro interior.
La paz, la felicidad y el amor verdadero,  son  regalos  del espíritu, no son algo que se pueda comprar, conquistarse en el exterior, arrancar a la naturaleza, ó a la pareja, la paz es la cualidad de nuestro ser, cuando nos rendimos al espíritu, estando en armonía con nuestro propio corazón, sintiendo absoluta calma y sosiego, dejando de perseguir cosas externas que nos definan con frivolidad. Si  abandonáramos toda búsqueda de los deseos superficiales y simplemente descansáramos en lo que somos, seres completos, provistos de infinidad de facultades, dones y virtudes insospechadas, tendríamos acceso inmediato a la paz  y a la felicidad que  llegarían por añadidura, ya  que son  un regalo para el espíritu,  para abrir nuestra mente, nuestros ojos, y  nuestra conciencia, revelándonos  que el amor siempre estuvo allí disponible para nosotros,  y que al quitar los lastres que la mente se empeña en  arrastrar, nos sentiremos ligeros como el viento suave y fresco, como la libertad para el alma, el conocimiento para el sabio y el amor para el hombre compasivo.
Vive y crea todo aquello que quisieras ser,  en nosotros palpita una fuerza sin límite, y esta escondida en la vida cotidiana; todo lo que nos llega son  enseñanzas, experiencias, y  no hay que aprender lo que ya somos, sino que,  hay que ignorar lo que nos hicieron creer que somos;  las creencias limitantes y restrictivas que nos tatuaron en la mente,  la sociedad, las religiones, ó nuestros padres, han dirigido nuestro camino por mucho tiempo, y nosotros a su vez, encaminamos por el mismo sendero a nuestros hijos. Hay una gran responsabilidad de nosotros como padres, con respecto a nuestros hijos, pues en los primeros años de su tierna vida,  traicionamos  su  pequeño ser, convirtiéndonos en victimarios porque de igual manera fuimos programados con creencias equivocadas, acusadoras, tendenciosas, temerosas, bloqueando su creatividad, su imaginación, su valentía a desafiar lo desconocido, temiendo siempre  “al que dirán” demostrando su dependencia al dolor, perdiendo el contacto con  su propia esencia, para preocuparse porque deben de luchar para sobrevivir, pues allá  afuera hay un mundo terrorífico en donde los más valientes, los que arrebatan, los que pisotean a los demás son los que sobreviven, y algunos  se vuelven tiranos, victimarios, olvidándose de sus objetivos principales que son el amor, la paz, y la felicidad.
En el camino nos encontramos  con diferentes  accesos, algunos nos dirigen hacia la honestidad, generosidad,  lealtad, prudencia, etc. y muchos otros hacia  hábitos destructivos, creando imperios ficticios de relaciones compradas, de gente  sintéticas, adorando a dioses materiales que brillan como el oro, llenando momentáneamente vacíos afectivos pero tarde o temprano se derrumban dejando  insatisfacciones porque nunca llenan de amor verdadero al corazón.
Nacemos como computadoras vírgenes, y somos  programados por los mayores, para  actuar de acuerdo a lo que se cree es lo correcto, y desechar lo  que no es  aceptado por la sociedad. Estas creencias se graban en nuestro  subconsciente, haciéndolo tierra fértil para  echar raíces y habitar  de por vida en nuestra mente, con   muchas ideas falsas  de una sociedad controladora, pero que en realidad  son obstáculos para la autonomía y libertad del ser creativo, valeroso y espiritual. “No corras,  no toques eso, no llores, no te lo mereces, eso no es para ti, no grites, eres un bueno para nada, todo te sale mal,  si no obedeces la bruja te llevará etc.”  Y cuando son jóvenes o adultos carecen de iniciativa, de liderazgo, creatividad, ingenio, ó  valentía, pidiendo oportunidades de sobresalir, sin saber  cómo resolver problemas,  ni tomar  las mejores decisiones, prefiriendo  esperar   la resolución de un superior, porque fueron educados de una manera equivocada por unos padres controladores o ausentes.
¿Pero cómo reprogramar las creencias limitantes que han vivido en nuestra mente  por muchos años? Una es profesionalmente con un psicólogo ó psicoanalista mediante terapias ó bien  por medio del hipnotismo: una  regresión  al momento de los hechos donde se sembró la idea, y cambiar la orden por una más asertiva, optimista, y positiva. La ciencia está descubriendo que el cerebro es muy maleable, que se pueden despertar neuronas dormidas, y crear nuevas redes neuronales para formar distintas creencias. Las  ideas anteriores y limitantes quedaran en el olvido, no se borrarán, simplemente se dejaran de utilizar, generando solo nuevos pensamientos. El subconsciente no tiene sentido del humor y todo se lo cree; se  puede inventar una nueva convicción  de la nada, y repetirla una y otra vez, pensando que es una realidad,  hasta que el subconsciente termine  por aceptarlo convirtiendo ese pensamiento en una verdad absoluta.
De tal manera que si algo deseas en tu vida, actúa, vive, habla,  piensa  y visualízalo como si ya lo tuvieras, ámalo  porque eso que tu amas terminará amándote  a ti.



Un estudio reciente habla sobre: Cuando estamos a punto de comernos un delicioso  mago, primeramente percibimos su exquisito aroma, luego admiramos su color, después nos deleitamos con su dulzura y, en esos momentos  el cerebro enciende zonas neuronales activándose el  placer y deleite llenando todos  sus sentidos de alegría.
Renombrados científicos hicieron un experimento asombroso: pidieron a uno de sus colegas  que cerrara sus ojos e imaginara  que  estaba sentado frente a una mesa  en la cuál había un plato y sobre éste un grande, delicioso y jugoso mango y que pensara que lo estaba  pelando lentamente, disfrutando de su aroma, color y textura exquisita  y le diera un gran mordisco, entonces el cerebro de igual manera encendió las mismas zonas neuronales, y su cuerpo inmediatamente generó hormonas del placer y felicidad llamadas ENDORFINAS,  SEROTONINAS y OXITOCINAS sintiendo la sensación de la dulzura  del mango imaginario. De esta manera se está engañando al cerebro, él no sabe si es real ó actuado.

Lo mismo sucede cuando recordamos un momento traumático o de  mucha felicidad, lo recreamos a detalle como si lo estuviéramos viviendo, sintiendo nuevamente sus efectos de tal manera,  que  el cuerpo y la mente reaccionan fisiológicamente como el día en que lo experimentamos;  la mente no distingue si  estamos viviendo ó simplemente recordando un hecho pasado, por tal motivo es importante controlar nuestros pensamientos negativos de sucesos pasados porque estos pueden terminar en una enfermedad.

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