Existe una convocatoria que
el Universo está organizando, una carrera de categoría libre, en donde podrán
participar: niños y niñas, jóvenes, hombres, mujeres y adultos mayores.
La carrera es llamada: “POR
LA GLORIA DEL SER HUMANO”, y podrán participar todas aquellas personas conscientes
de su capacidad, para poder llegar a la cima de la montaña y conquistar
el título de Hombre Libre: soberano,
exitoso y triunfador, la magna obra
de la creación perfecta y suprema del
Universo.
La prueba consiste en
despertar los sentidos de: perseverancia, justicia, bondad, prudencia,
generosidad, honestidad, lealtad, respeto, gratitud, compasión, y amor al
prójimo, encontrando su verdadero
propósito, y esencia espiritual que
despierte su conciencia.
La carrera puede ser
extenuante o maravillosa, llena de espinas o de flores; podrían existir
abismos, trampas, alucinaciones, frustración total, vicios placenteros, rendirse a media carrera
perdido en el camino dando pasos en círculos, en sentido contrario o morir en el intento; pero también se puede encontrar el camino que conduce a
la felicidad, al éxito, a la
prosperidad, al bienestar, a la salud, a la abundancia, logrando así la conexión absoluta con Dios y el universo.
Estos dos caminos llevan un fin, el de mostrar a cada
participante que hay otro camino que experimentar y pueda elegir entre el
camino de la libertad, bienestar y amor o
el camino de la esclavitud que lo mantendrá atado al sufrimiento, enfermedad,
odio, egoísmo e indiferencia.
Un grupo de amigos comentaba
sobre lo interesante que sería participar en la carrera por La Gloria del Ser
Humano:
-¡Es una locura, una pérdida
de tiempo, es un desgaste de energías innecesario!, yo prefiero esperar como un
simple espectador sentado en el rincón mediocre de mi inconformidad, lleno de
oscuridad, pero de confort.
- ¡Yo no me veo en la cima
de la cumbre!
-¡Yo me veo derrotado, completamente noqueado a la mitad de la
carrera, me doy por vencido mucho antes de empezar la travesía!
-¡Esta carrera es para súper
hombres, no es para mí, yo soy muy débil, nunca podría llegar
ni a la mitad de la montaña,
fracasaría en el primer intento!
-¡Yo si participaré, tengo
la confianza que lo podré lograr, me siento fuerte, me siento seguro, siento
que la montaña me llama desde aquí abajo!, se ve muy lejos la cima, grande e
imponente, pero yo quiero verme tan
grande como la montaña; desde su punto más alto los veré a ustedes muy
pequeñitos e insignificantes, comentó Mario.
Al escuchar las palabras de
Mario, Miguel contestó: - Yo también intentaré subir, no sé si podré llegar,
pero daré mi mejor esfuerzo porque quiero dejar al descubierto al héroe o al
fracasado que hay dentro de mí, no descansare hasta saber de qué estoy hecho,
si solo soy carne y huesos o si poseo
también de un espíritu guerrero, valeroso e inmortal.
Y llegó el gran día de la competencia, había muchas
personas ya inscritas, pero muchísimas más no
participarían, la mayoría había preferido ser espectador; algunos indiferentes, otros criticando,
muchos otros seguían inventando excusas, falsos juicios de los participantes
y otros
más apostaban que sería un
fracaso la carrera.
Hombres, mujeres, adultos
mayores, jóvenes y algunos niños estaban por iniciar la gran carrera, todo era
alegría, risas y buenos ánimos
entre los participantes. No había ninguna regla, todo estaba permitido:
podían subir en equipo o en forma
individual y no había límite de tiempo.
La montaña lucía inmensa y
majestuosa para algunos, para otros
hermosa y misteriosa, sin inquietarles su altura; los participantes encontrarían obstáculos
como: abismos o caminos resbaladizos,
niebla, tormentas, u oasis inexistentes; otros encontrarían paisajes hermosos
con puentes colgantes, árboles de frutas jugosas que alimentaria el esfuerzo de
los participantes jardines llenos de flores, cantos de aves que alegrarían el camino de los competidores.
Todos los participantes
partieron por caminos diferentes, algunos solos, otros en grupo o en pareja,
encontrando lo que sus mentes imaginaron, creando cada uno su realidad, ya
sean abismos, enemigos u obstáculos o bosques primaverales y paraísos;
decidiendo cada quien que caminos continuar.
Mario y Miguel partieron
juntos; Mario disfrutaba de la caminata, encontrado veredas
agradables para subir, que más
adelante se convirtió en camino
seco y sofocante.
-¡Ya nos perdimos!, exclamó Mario, ¡te
dije que no era por aquí!; mira ni siquiera hay camino, ¿por dónde
caminaremos?
Miguel: -El camino se hace a cada paso, cada
quien debe hacerse su propio camino; nadie ha pasado por aquí, hombre de poca
fe, tenemos que hacer nuestro propio sendero, nadie caminará por nosotros, le
contestó Miguel.
Y después de recorrer varios kilómetros
entre arbustos y pastizales, encontraron
un nuevo camino, un claro luminoso que les permitía contemplar los majestuosos árboles y la belleza del cielo azul, recobrando así su buen humor.
Después atravesaron un rio
de aguas cristalinas, del cual bebieron
para refrescarse y continuar su camino, escalando pendientes rocosas por
donde no había camino definido, situación que los llevó a sentir miedo. Mario estaba ya muy cansado y
no compartía las opiniones de Miguel:
- Mario: -Yo descansaré a la orilla del río.
-Miguel: - Yo prefiero
continuar por el otro camino, pues a mí me parece más largo pero de más más fácil
acceso
-Mario: Perfecto!!!, que
tengas suerte, nos vemos en la cima.
Y Miguel continuó su camino
por algunas horas, tiempo después su rostro reflejaba angustia y
desesperación ya que encontró zanjas y
mucho lodo que tuvo que brincar molesto y fatigado cayendo una y otra vez.
Su travesía cada vez se
hacía más difícil, encontró acantilados
que tuvo que rodear y escalar sufriendo heridas; se topó
con animales peligrosos, y
plantas venenosas que le causaron alergias, su desesperación lo estaba llevando a la
locura.
Después de muchas horas de camino llegó la noche, y Miguel encontró un refugio para descansar,
pero tanto era su cansancio y miedo que
pensó: “No sé si pueda continuar, tal
vez sería mejor regresar. No sé qué es
lo que quieren probar, debería conformarme con lo poco que soy, el hombre
debería limitarse a lo que la
mayoría de la gente conformista hace,
“No hacer nada”, esperar a que alguien
tome la iniciativa y que nos digan cómo hacer las cosas más fácilmente.
Pero hay algo dentro de mí, que me trajo
hasta este lugar; ya no quiero ser
la misma persona de antes, yo quiero ser
uno de esos locos que quiere romper las cadenas de lo imposible y encontrar la
verdadera libertad de ser yo mismo, buscar más allá de lo conocido, la esencia
de mi ser, de mi alma, de mi
espiritualidad, mi verdadero yo
encontrando a Dios”
Y al
amanecer Miguel seguía dormido,
cuando de pronto escucho unos
cantos muy cerca del lugar donde se
había refugiado, se incorporó de inmediato y a unos metros en un cruce del
camino vio pasar a una mujer con su hijo de la mano, iban cantando y brincando
muy felices, y Miguel corrió a su encuentro y les preguntó:
-¿Pero cómo lograron llegar hasta aquí?,
no se ven cansados ni fatigados, se ven alegres, felices y con mucha energía
para continuar;
- La mujer: Para nosotros este es un paseo
rutinario de mucha diversión, como si fueran vacaciones, y esa misma alegría es con la que vivimos a
diario. Al parecer tú llevas una maleta muy grande y pesada que te impide dar pasos ligeros, y ese peso son: las
envidias, los rencores, los miedos, los
odios; tú creas tus propias trampas y
obstáculos, atrayendo: accidentes, enemigos, dificultades, y todo lo malo que
te ocurre. Piénsalo, medítalo, ya que tu rostro refleja mucha infelicidad,
angustia y miedo; cambia antes de que te pierdas en el camino de la vida.
Miguel regreso a su refugio triste y
melancólico, volviéndose a recostar.
Después empezó a recordar y revivir todos los sucesos agradables y
desagradables de su vida, y tomando
conciencia de lo que la mujer le había dicho y
comprendió que él siempre se había sentido víctima de todo lo malo que
le pasaba, culpando a todo el mundo de sus males, haciendo falsos juicios, y maldiciendo su mala suerte. Pero desde ese
momento dejaría atrás sus resentimientos, y
sus culpas, perdonando a todos sus victimarios y enemigos que le hicieron ver sus defectos, carencias y
complejos. Ahora caminaría por la vida más ligero, dejaría de criticar todo lo
que pasaba a su alrededor, nunca más haría juicios contra nadie, comprendería
que cada quien está viajando con lo poco o mucho que tiene o que sabe;
todos están aprendiendo cómo vivir.
Y a partir ese momento, el viaje de Miguel fue más placentero,
encontró en su verdadero camino hermosos
paisajes, y una bellísima compañera con quien continuar su camino. Tiempo
después llegó a la cima de la montaña; su alegría y felicidad iluminaban su rostro.
Y su felicidad creció aún más cuando
vio a su amigo Mario, a muchas parejas y
gente en general, llegando a la cima de
la montaña, llenos de alegría por haber cumplido su sueño
La decisión que tomó de
hacer la carrera: “Por la gloria del ser humano “para ganar el título de: Hombre Libre afirmó su valentía
y tenacidad, ahora sabía que era capaz
de lograr todo lo que ambicionara, si se lo proponía desde el fondo de su
corazón con valentía, fe y confianza en
sí mismo. Había cumplido su sueño de
encontrar el camino hacia la libertad, despertando sus sentidos de
perseverancia, justicia, bondad, prudencia, generosidad, honestidad, lealtad, respeto, gratitud, compasión y amor
al prójimo , encontrando su verdadero
propósito, y esencia espiritual que
despertó su conciencia.
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