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sábado, 19 de julio de 2014

POR LA GLORIA DEL SER HUMANO

Existe una convocatoria que el Universo está organizando, una carrera de categoría libre, en donde podrán participar: niños y niñas, jóvenes, hombres, mujeres y adultos mayores.
La carrera es llamada: “POR LA GLORIA DEL SER HUMANO”, y podrán participar todas aquellas personas  conscientes  de su capacidad, para poder llegar a la cima de la montaña y conquistar el título de Hombre Libre: soberano, exitoso y triunfador,  la magna obra de  la creación perfecta y suprema del Universo.
La prueba consiste en despertar los sentidos de: perseverancia, justicia, bondad, prudencia, generosidad, honestidad, lealtad, respeto, gratitud, compasión, y amor al prójimo,  encontrando su verdadero propósito,  y esencia espiritual que despierte su conciencia.
La carrera puede ser extenuante o maravillosa, llena de espinas o de flores; podrían existir abismos, trampas, alucinaciones, frustración total,  vicios placenteros, rendirse a media carrera perdido en el camino dando pasos en círculos, en sentido contrario  o morir en el intento; pero también  se puede encontrar el camino que conduce a la  felicidad, al éxito, a la prosperidad, al bienestar, a la salud, a la abundancia, logrando así la  conexión absoluta con Dios y el universo.
Estos dos caminos  llevan un fin, el de mostrar a cada participante que hay otro camino que experimentar y pueda elegir entre el camino de la libertad, bienestar  y  amor  o el camino de la esclavitud que lo mantendrá atado al sufrimiento, enfermedad, odio, egoísmo e indiferencia.
Un grupo de amigos comentaba sobre lo interesante que sería participar en la carrera por La Gloria del Ser Humano:
-¡Es una locura, una pérdida de tiempo, es un desgaste de energías innecesario!, yo prefiero esperar como un simple espectador sentado en el rincón mediocre de mi inconformidad, lleno de oscuridad, pero de confort.
- ¡Yo no me veo en la cima de la cumbre!
-¡Yo me veo derrotado,  completamente noqueado a la mitad de la carrera, me doy por vencido mucho antes de empezar la travesía!
-¡Esta carrera es para súper hombres, no es para mí, yo soy muy débil, nunca podría  llegar  ni  a la mitad de la montaña, fracasaría en el primer intento!
-¡Yo si participaré, tengo la confianza que lo podré lograr, me siento fuerte, me siento seguro, siento que la montaña me llama desde aquí abajo!, se ve muy lejos la cima, grande e imponente,  pero yo quiero verme tan grande como la montaña; desde su punto más alto los veré a ustedes muy pequeñitos e insignificantes, comentó Mario.
Al escuchar las palabras de Mario, Miguel contestó: - Yo también intentaré subir, no sé si podré llegar, pero daré mi mejor esfuerzo porque quiero dejar al descubierto al héroe o al fracasado que hay dentro de mí, no descansare hasta saber de qué estoy hecho, si solo soy carne y huesos o si poseo  también de un espíritu guerrero, valeroso e inmortal.
Y llegó el gran  día de la competencia, había muchas personas  ya  inscritas, pero muchísimas más no participarían, la mayoría había preferido ser espectador;  algunos indiferentes, otros criticando, muchos otros seguían inventando excusas, falsos juicios de los participantes y  otros  más  apostaban que sería un fracaso  la carrera.
Hombres, mujeres, adultos mayores, jóvenes y algunos niños estaban por iniciar la gran carrera, todo era alegría, risas y  buenos ánimos entre  los participantes. No había  ninguna regla, todo estaba permitido: podían  subir en equipo o en forma individual y no había límite de tiempo.
La montaña lucía inmensa y majestuosa  para algunos, para otros hermosa y misteriosa, sin inquietarles su altura;  los participantes encontrarían obstáculos como: abismos o  caminos resbaladizos, niebla, tormentas, u oasis inexistentes; otros encontrarían paisajes hermosos con puentes colgantes, árboles de frutas jugosas que alimentaria el esfuerzo de los participantes jardines llenos de flores, cantos de aves que alegrarían  el camino de los competidores.
Todos los participantes partieron por caminos diferentes, algunos solos, otros en grupo o en pareja, encontrando  lo que sus mentes  imaginaron, creando cada uno su realidad, ya sean abismos, enemigos u obstáculos o bosques primaverales y paraísos; decidiendo cada quien que   caminos  continuar.
Mario y Miguel partieron juntos;  Mario disfrutaba  de la caminata, encontrado  veredas  agradables  para subir, que más adelante se convirtió  en  camino  seco y sofocante.
-¡Ya nos perdimos!, exclamó Mario, ¡te dije que no era por aquí!;  mira  ni siquiera hay camino, ¿por dónde caminaremos?
 Miguel: -El camino se hace a cada paso, cada quien debe hacerse su propio camino; nadie ha pasado por aquí, hombre de poca fe, tenemos que hacer nuestro propio sendero, nadie caminará por nosotros, le contestó  Miguel.

 Y después de recorrer varios kilómetros entre  arbustos y pastizales, encontraron un nuevo camino, un claro luminoso que les permitía contemplar  los majestuosos árboles y la belleza del  cielo azul, recobrando  así su buen humor.
Después atravesaron un rio de aguas cristalinas, del cual bebieron  para refrescarse y continuar su camino, escalando pendientes rocosas por donde no había camino definido, situación que los llevó a  sentir miedo. Mario estaba ya muy cansado y no compartía las opiniones de Miguel:
- Mario: -Yo descansaré  a la orilla del río.
-Miguel: - Yo prefiero continuar por el otro camino, pues a mí me parece más  largo pero de más  más fácil  acceso
-Mario: Perfecto!!!, que tengas suerte, nos vemos en la cima.
Y Miguel continuó su camino por algunas horas, tiempo después su rostro reflejaba angustia y desesperación  ya que encontró zanjas y mucho lodo que tuvo que brincar molesto y fatigado cayendo  una y otra vez.
Su travesía cada vez se hacía más difícil, encontró  acantilados que tuvo que rodear y escalar sufriendo heridas;  se topó  con animales peligrosos, y  plantas venenosas que le causaron alergias,  su desesperación lo estaba llevando a la locura.
Después de muchas horas de camino  llegó la noche, y  Miguel encontró un refugio para descansar, pero tanto era su cansancio y miedo  que pensó:  “No sé si pueda continuar, tal vez sería mejor regresar.  No sé qué es lo que quieren probar, debería conformarme con lo poco que soy,  el hombre  debería limitarse  a lo que la mayoría de la gente  conformista hace, “No hacer nada”, esperar a que alguien  tome la iniciativa y que nos digan cómo hacer las cosas más fácilmente. Pero hay algo dentro de mí,  que me trajo hasta este lugar;  ya no quiero ser la  misma persona de antes, yo quiero ser uno de esos locos que quiere romper las cadenas de lo imposible y encontrar la verdadera libertad de ser yo mismo, buscar más allá de lo conocido, la esencia de mi ser, de mi alma, de  mi espiritualidad, mi verdadero yo  encontrando  a Dios”

Y al  amanecer Miguel seguía dormido,  cuando de pronto  escucho unos cantos muy  cerca del lugar donde se había refugiado, se incorporó de inmediato y a unos metros en un cruce del camino vio pasar a una mujer con su hijo de la mano, iban cantando y brincando muy felices, y Miguel corrió a su encuentro y les  preguntó:
-¿Pero cómo lograron llegar hasta aquí?, no se ven cansados ni fatigados, se ven alegres, felices y con mucha energía para continuar;
- La mujer: Para nosotros este es un paseo rutinario de mucha diversión, como si fueran vacaciones, y  esa misma alegría es con la que vivimos a diario.  Al parecer tú llevas  una maleta muy grande  y pesada que te impide  dar pasos ligeros, y ese peso son: las envidias, los rencores,  los miedos, los odios;  tú creas tus propias trampas y obstáculos, atrayendo: accidentes, enemigos, dificultades, y todo lo malo que te ocurre. Piénsalo, medítalo, ya que tu rostro refleja mucha infelicidad, angustia y miedo; cambia antes de que te pierdas en el camino de la vida.
Miguel regreso a su refugio triste y melancólico, volviéndose a recostar.  Después empezó a recordar y revivir todos los sucesos agradables y desagradables de su vida, y  tomando conciencia de lo que la mujer le había dicho y  comprendió que él siempre se había sentido víctima de todo lo malo que le pasaba, culpando a todo el mundo de sus males,  haciendo falsos juicios, y  maldiciendo su mala suerte. Pero desde ese momento dejaría atrás sus resentimientos, y  sus culpas, perdonando a todos sus victimarios y enemigos que  le hicieron ver sus defectos, carencias y complejos. Ahora caminaría por la vida más ligero, dejaría de criticar todo lo que pasaba a su alrededor, nunca más haría juicios contra nadie, comprendería que cada quien está viajando con lo poco o mucho  que tiene o que  sabe;  todos están aprendiendo cómo vivir.

Y a partir ese momento,  el viaje de Miguel fue más placentero, encontró en su verdadero  camino hermosos paisajes, y una bellísima compañera con quien continuar su camino. Tiempo después llegó a la cima de  la montaña;  su alegría y felicidad iluminaban su rostro.
Y su felicidad creció aún más cuando vio  a su amigo Mario, a muchas parejas y gente en general,  llegando a la cima de la montaña, llenos de alegría por haber cumplido su sueño

La decisión que tomó de hacer la carrera: “Por la gloria del ser humano “para ganar el  título de: Hombre Libre afirmó su valentía y  tenacidad, ahora sabía que era capaz de lograr todo lo que ambicionara, si se lo proponía desde el fondo de su corazón con valentía,  fe y confianza en sí mismo. Había cumplido su sueño de  encontrar el camino hacia la libertad, despertando sus sentidos de perseverancia, justicia, bondad, prudencia, generosidad, honestidad,  lealtad, respeto, gratitud, compasión y amor al prójimo ,  encontrando su verdadero propósito,  y esencia espiritual que despertó  su conciencia.

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