“Conócete a ti mismo y
serás dueño de la verdad”. Ya lo decía Sócrates y lo repitió Jesús, y otros filósofos
decían: “Como es arriba es abajo, como es tu interior es tu exterior”. Tan solo
basta con hacer una pausa en nuestras vidas, y reflexionar unos minutos sobre
estas frases célebres de personajes que trascendieron en la historia. Solo unos
minutos bastarían para cambiar años de
desgracias, de incertidumbre, que predecían un final de desgracias, por años de
sabiduría, de salud, de felicidad y de mucha prosperidad. Conocernos a nosotros mismos muchas veces es difícil, y una forma es ver el entorno en que vivimos y nos
movemos, ¿Las relaciones que tenemos con la gente a nuestro alrededor son
magníficas, respetuosas, sinceras ó son conflictivas?, tenemos que sincerarnos
y descubrir nuestras bondades, temores, fantasmas, complejos o virtudes que
hacen que estemos recibiendo lo que hasta ahora y analizar si lo merecemos por justicia divina.
Nadie pude dar lo que no
tiene, tampoco encontrar en su interior, lo que no tiene en su exterior. Nadie puede
dar paz, felicidad, amor ó comprensión, cuando no se tienen, ni tampoco lo puedes
pedir a otras personas que carecen de ello, porque no está en ti, ya que según
la ley del magnetismo, o la ley de atracción solo atraes aquello que está
vibrando en tu misma frecuencia, en donde lo semejante atrae a lo semejante, y
si en tu interior solo hay malos sentimientos de escases, envidias, odios,
temores a la enfermedad, al abandono, al sufrimiento, es lo único que atraerás
por las leyes divinas que rigen el universo. ¿Qué pasaría si llenas de amor tu
interior?, ¿Qué pasaría si empiezas a amaste a ti mismo?, deja de criticarte,
deja los resentimientos y culpas del pasado, las envidias, los celos, las
venganzas y empieza a perdonarte, a amarte y te comenzarán a llegar milagros.
Acepta las adversidades porque fueron tus creaciones,
responsabilízate de ti mismo; en el momento que reconozcas tus equivocaciones,
estarás dando un paso importantísimo y te darás cuenta que en tu interior había
un intruso muy ignorante, y en ese momento lo desterrarás de tu vida, reconociendo
su importancia ya que en su momento, él te indico dónde estabas fallando. Ahora
hay que sacar el coraje para volver a empezar en el lugar correcto.
Aprende de los errores, de las adversidades, porque dejan un
gran aprendizaje, entrena tu mente para que encuentre todos los días lo bueno
que pasa a tu alrededor, considerando las cosas malas como las enfermedades que no
son otra cosa que avisos del cuerpo cuando existen emociones mal canalizadas. Las
crisis son oportunidades de cambio, y los problemas son escalones para subir y
graduarse en: “ Maestría de la Vida”.
Cambia la manera de ver las cosas, para que las cosas cambien.
Estar repitiendo los mismos patrones de
conducta durante años, esperando que las cosas sean diferentes, es llegar al
desequilibrio. Considera el momento oportuno para cambiar la antigua
programación de tu pensamiento, ya que te tiene hipnotizado. Debemos cambiar
nuestro chip, resetear nuestras creencias, para encontrar la verdadera
libertad, la verdadera felicidad, y la paz en tu noble corazón.
Perdona es el siguiente paso a la sanación. Dejar lastres, es
quitar las culpas de nuestra espalda que nos atan al sufrimiento, creándonos
dolor; es sanar a nuestro niño interior,
es perdonar a los que nos ofendieron, es pedir perdón a los que ofendimos, pero
con conciencia, desde el corazón, ver a nuestro verdugo con amor, porque es el
alma bondadosa que cobró nuestros karmas, que nos quito un gran peso de encima, costales de
deudas que traíamos cargando sobre nuestros hombros, y ofreció su propia
espalda, para aligerar nuestra carga.
Donde veíamos un
victimario se encontraba un gran maestro que nos mostraba lo que no podíamos
ver con nuestros propios ojos; todas nuestras debilidades, prejuicios y complejos
hallados en las cosas que no tolerábamos,
ahí se encontraban los maestros que nos harían la vida imposible, para
mostrarnos los sentimientos negativos que albergábamos en nuestro interior como
la intolerancia, intransigencia, egoísmo y arrogancia ayudándonos a sacarlos de
nosotros por medio de la humildad y el perdón a nosotros mismos.
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