-Ella
pensaba: ¿Por qué me están atacando?, ¿Por qué nadie me entiende?, ¿Por qué me
ofenden, me maltratan, me lastiman?, ¿Por qué no hacen lo que yo digo que se
tienen que hacer?, ¿Por qué no cambias tú, porque yo no estoy dispuesto a cambiar mi postura?,
¿Por qué te gusta entrar en mi juego de neurosis y cólera? Ahora todo el tiempo
estoy a la defensiva esperando contraatacar por tus indirectas, tu sarcasmo, y
hasta cuando me ignoras yo inicio la ofensiva.
-Él
pensaba: Yo llego del trabajo muy estresado, y pensar que en mi casa me espera
otro porcentaje alto de enfados, reproches, exigencias y provocaciones para estallar en discusiones por
carencias en el hogar, por los compromisos adquiridos y no resueltos, por el
comportamiento y educación de los hijos,
porque olvide apagar el estéreo, porque no deje el café en su lugar,
etc.
-El: No
encuentro mis tenis, tampoco mi pants, hoy no tenía ningún pantalón planchado.
-Ella:
Tú me dijiste que me ibas a contratar a una sirvienta para que me ayudara en las labores.
-El: Si
pero únicamente me atenderá a mí personalmente.
-Ella:
Anoche cuando dormías, me estabas insultando.
-El: ¿Y
quién dijo que dormía?
-Ella:
Pues esa noche desperté de una pesadilla, porque soñé con tu madre.
-El: No
te metas con mi madre, que es una santa.
-Ella:
Si, es toda una santa madre controladora, que nunca le quito el biberón a sus
hijos.
-El:
Deja de estar hablando de mi madre, porque soy capaz de irme todo el fin se
semana con ella.
-Ella:
Por mi te puedes ir desde este momento, para que te cambie el pañal, para que
te siga amamantando porque te falto madurar.
En esos
momentos la discusión subió de tono de voz, los insultos eran más despectivos,
más ofensivos, ya llevaban una intención de agredirse físicamente. Los dos gritaban al mismo tiempo
cara a cara, solo vociferando rabia, haciendo sordos sus oídos, mientras que la
vista lanzaba rayos queriendo desintegrar a su contrincante. Las ofensas iban cargadas de maldiciones, cada quien
lanzaba sus peores deseos llenos de veneno uno contra el otro.
Hace miles de años en la era prehistórica, la tierra era gobernada por los animales más
grandes y fuertes; desarrollar su inteligencia era esencial para poder
subsistir. En ese tiempo la vida era tan incierta, las probabilidades de un día
salir de la cueva a cazar y no regresar eran muy altas, la probabilidad de que
la pareja se fuera con el más fuerte también era muy factible. La mayoría de
los hombres eran cazadores, aunque también había algunos holgazanes como los hay hoy en día. Su tarea era arriesgar su propia
vida con grandes depredadores, más grandes, más fuertes que el propio hombre, siendo
en ese entonces su inteligencia muy
pobre, pero su astucia fue tomando
experiencia, su instinto de supervivencia y creatividad lo llevo a crear
herramientas, trampas, planes de ataque;
su principal objetivo en el día
era enfocarse en su presa para no ser devorado antes y morir en el intento; su
mente y su vista estaban orientados en un solo punto.
Ya el estrés, el cansancio, los dolores
de cabeza y espalda eran comunes al llegar a su cueva, deseando solo echarse en su rincón sin querer ser molestado
ni interrogado por su pareja. El pánico
que tenía que pasar al cazar a un mamut no era digno de contárselo a nadie, pero
cuando el hombre llegaba a cazar una presa grande, era cuando llegaba
alardeando su trofeo, su presa, era
cuando más euforia y energía quería descargar sobre su mujer.
Mientras que la mujer ya empezaba a trabajar
con sus dos hemisferio de su cerebro para realizar muchas tareas a la vez,
cuidar a sus pequeñitos, darles de comer, recolectar agua, leña, y frutos,
asear la cueva; hacia ropa con las
pieles de los animales cazados, cualquier problema de la cueva no estando el
hombre, la mujer lo resolvía de alguna
manera, y ya después estando el mismo hombre de la casa, la mujer seguía
realizando las pequeñas composturas de la cueva, años después cosechaba lo que el hombre sembraba; para esto, empezaba a desarrollar más sus cinco sentidos,
más un sexto de intuición al peligro, una vista de 180 grados para localizar a
sus hijos, podía escuchar las pisadas de
los depredadores, poseía un olfato agudo
que le permitía localizar lo que ella quisiera.
Algunos
hombres y mujeres han superado sus instintos primitivos. Algunos otros quieren
seguir haciendo su voluntad a la fuerza.
No son capaces de ver la inocencia, las razones, las limitaciones de la
pareja, del padre, del hermano, entonces surge el peligro de enfrentarse a un duelo donde ninguna persona podrá vencer,
solamente podrá ganar la intolerancia, la irreflexión, los oídos sordos al diálogo
racional, porque en una discusión nadie gana, todos pierden, solo gana la
ignorancia. En una guerra nadie gana, todos pierden, pierden la paz, el amor al prójimo, el perdón, ganando
la fuerza bruta del hombre primitivo.
En esta vida siempre tendremos los mejores
maestros que nos hagan ver nuestros complejos, temores, fijaciones, traumas,
virtudes, etc., maestros hechos a la medida para balancear nuestro nivel
energético, emocional, intelectual, psíquico, nuestro verdadero complemento que por la ley
del magnetismo atrajimos a nuestras vidas,
para actuar como espejos y vernos a nosotros mismos, de lo contrario sin estas
relaciones nunca podríamos conocer de lo
que somos capaces y de lo que no somos capaces de ser y hacer.
Por lo tanto la
mujer es parte del hombre, y el hombre estará ligado a la mujer por la
eternidad. Un hombre no es Hombre sin su mujer,
porque el Poeta no es Poeta sin la poesía que inspira la mujer. El pintor
no es pintor sin su pincel, sin sus pinturas,
sin la mujer que lo inspire. El Escultor no es nada sin su cincel, ni su
marro, ni sin su mujer que lo inspire. El
músico no es nadie sin sus partituras, sin su música. El agricultor no
es nadie sin sus tierras, sin sus cosechas; de igual manera la
mujer por mandato divino, debe unirse a su marido, no es mujer en toda la
extensión de la palabra sin su hombre, porque toda la creación está basada en
la unión del hombre y la mujer. SI SE
PIERDE ESTA UNIÓN, LA HUMANIDAD DESAPARECERIA.
SI UN HOMBRE NO VE A LA MUJER COMO LA POESIA, LA MUSICA, LA ESCULTURA,
LA PRIMAVERA, LA FLOR, ES QUE ESE HOMBRE NO FUE CAPAZ DE DAR SU
COSTILLA, Y QUE NUNCA PODRA COMPARTIR NADA DE LO QUE TIENE, Y TAMPOCO
PODRA RECIBIR NADA DE LA MUJER.
F I N .
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