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jueves, 9 de octubre de 2014

LOS MENSAJEROS DE DIOS #2

Ese día en el cielo, un grupo de ángeles estaba pintando el arco iris, otros estaban esparciendo polvo de estrellas sobre las nubes, para formar todo tipo de figuras caprichosas que se encendían y apagaban, como rascacielos, puentes colgantes, árboles de navidad, unicornios, automóviles, y hasta aviones, cualquier cosa era buena para seguir jugando en el reino celestial donde todo era  júbilo, todos los ángeles participaban en los juegos mientras estuvieran fuera de sus misiones, porque cada uno de ellos tenía tareas precisas que llevar acabo, y antes que todo, estaban las obligaciones para un buen funcionamiento de la tierra como en el cielo. De repente oyeron el sonar de una campana, era un llamado urgente de Dios.

La reunión era para los ángeles que estuvieran disponibles para la siguiente misión en la tierra. Todos estaban muy  contentos y de inmediato acudieron ante la presencia del Señor para escuchar su palabra:
-Dios: Mis más amados angelitos traviesos, les quiero recordar que después de terminar sus juegos, de desordenar y apagar estrellas en el firmamento, de pintar corazones en todos lados, de formar figuras caprichosas con las nubes, tienen que poner todo en orden, regresar al estado original  las cosas, aquí  no se permite el desorden, como existe en algunos hogares de la tierra, en donde los niños hacen  desbarajuste y  son los papas los que terminan arreglando el caos. Cuando jueguen  utilizando los anillos de Saturno para jugar a las carreras de autos chocadores, todas las cosas las tienen que poner en orden.
Ésta vez enviaremos nuevamente a un grupo de angelitos a la tierra para recordarles   el camino de regreso al cielo a muchas personas que están perdidas entre sus conflictos, enfermedades y todo tipo de desventuras, porque ellos siguen pensando que yo soy el que les envía dichos infortunios.

-Dios: Muchas personas desean que yo me aleje de sus vidas, porque piensan que no escucho sus plegarias, y no pueden encontrarme en sus templos, ó en sus libros; me buscan por todos lados y dicen que no logran  percibir mi presencia. Ellos  solo me buscan cuando tienen los problemas  y me acusan de ser el responsable de todo lo malo que les sucede.

Y respondiendo los Ángeles:
- Ariel: Yo padre mío, a mí me encantaría estar en esa misión.

- Raguel: Yo también padre mío, yo estoy dispuesto a dejar mis juegos para ir a la tierra.

- Chamuel: Yo también padre mío, inclúyeme en esa hermosa tarea.

- Zadquiel: Yo también padre mío, quiero ayudar a esas personas.

Y muchos otros ángeles también estuvieron dispuestos a dejar sus momentos de diversión en el cielo, para bajar a la tierra  y mostrar el camino más fácil y placentero para encontrar a Dios.

-El ángel Ariel se presentó ante un gran magnate de la industria de los estupefacientes, muy buscado por las leyes de justicia de varios países. Esta persona ya había sufrido muchos atentados contra su vida, además de traiciones de su gente de confianza, así como de muchos familiares y enemigos que lo querían desaparecer del negocio ilícito. Su riqueza no era capaz de comprarle paz, felicidad y seguridad para vivir. El magnate buscaba desesperadamente quien cuidara sus espaldas para seguir con sus negocios. Hasta que en alguna ocasión fue emboscado junto con sus escoltas, por unos enemigos, muriendo todos menos el magnate que estaba herido de muerte. En su sufrimiento al verse desprotegido, empezó a orar a Dios para que le salvara la vida,  y en su delirio el ángel Ariel se le presento con su túnica blanca y sus dos grandes alas.
-Hermano mío, soy un ángel enviado por nuestro Padre el Creador, no temas, solo te acompañaré en estos minutos que te quedan de vida.
-¡Solamente unos minutos de vida!, ¿Solo unos minutos de vida?, ¿Y que pasara con los años que trabaje para crear todo un imperio?
-Tú escogiste el trabajo más sucio, la compañía y la protección de gente mala y vulnerable como tú.  Pero si hubieras escogido el bien, y la protección de Dios nada ni nadie podría hacerte ningún daño. Dios está en todos lados, y sabe todo lo que hacemos, sabe dónde estamos y qué es lo que necesitamos todo el tiempo sin que se lo pidamos, pero no pude intervenir ante nuestras elecciones, siempre está en espera que lo reconozcamos, y le pidamos ayuda para auxiliarnos, pero en tu caso es demasiado tarde, el ángel de la muerte ha venido por ti.  

Un día el ángel Raguel ya había visitado muchos hospitales y hogares donde existía la tristeza y el dolor, llevando milagros y mensajes de amor para sanar los cuerpos y las almas de las personas. También les había enseñado el camino verdadero para encontrar a Dios. Ahora el ángel Raguel pretendía visitar a sus hermanos ángeles que vivían del otro lado de la ciudad en familias completamente creyentes del mundo angelical, personas agradecidas, compasivas, altruistas, que compartían su felicidad plena con todo el mundo, en compañía y presencia de Dios, con el amor total de un padre justo y bondadoso. Los ángeles viajan a la velocidad de un pensamiento, y el ángel Raguel llego en el momento  en que celebraban una pequeña fiesta de la más pequeña de la familia. Mientras la festejada apagaba las velitas de su pastel de tres años, una docena de ángeles cantaba una canción celestial, y con sus hermosas alas le ayudaban a apagar las velitas del pastel. Ahí donde hay mucho amor, donde reina la paz, donde la familia ora por el bienestar de todo el mundo, en donde todas sus acciones son igualmente buenas, como sus pensamientos y  sentimientos, así  como sus bendiciones de amor hacia toda la gente, es ahí donde están los ángeles, la Santísima Virgen María, y el maestro Jesucristo para llenar de protección, abundancia, salud y mucha dicha a toda la familia.


El ángel Chamuel visito a una hermosa familia en donde se compartían las bendiciones, los buenos deseos, las alegrías, y hasta los momentos difíciles de cada miembro, uniéndose todos, contribuyendo así para  su pronta recuperación. Era una familia creyente de un Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de lo visible e invisible, como lo eran los ángeles protectores y mensajeros del Señor. En alguna ocasión el padre se enfermó gravemente y todos los hijos pidieron por su sanación e inmediatamente mejoró.  Al poco tiempo una hija caía también enferma y todos oraban por su salud y sanaba inmediatamente. Con el tiempo todos los hijos del matrimonio encontraron a su pareja amada y se casarón felizmente, menos la hermana mayor que cuidaba a sus padres ya grandes. Pero resulta que frecuentemente la hermana se enfermaba, y con fuerzas de su interior lograba sanarse porque era el único apoyo de sus padres. En alguna ocasión la invadió una gran depresión al ver que los años  pasaban  dejándole todo tipo de molestias físicas, y por primera vez pidió ayuda para su persona, porque toda la vida había pedido bendiciones y por la salud de sus seres queridos, pero siempre se olvidó de ella misma. Y tanto fue su sacrificio que el ángel Chamuel se le presento físicamente:

-       Hermana mía, soy el ángel Chamuel, y Dios me ha enviado con un mensaje para ti, Él quiere que sepas que te ama incondicionalmente, como tu amas a todos tus seres queridos; siempre te  ha  ayudado y escuchado  tus plegarias,  porque están llenas de fe, porque las pides con el corazón; pero durante toda la vida te has olvidado de pedir por ti, tu autoestima esta por los suelos, no te aceptas ni te quieres lo suficiente. Si en este momento miras en  tu interior, encontrarás una veta de amor inagotable, ahí encontraras a Dios, nunca más te consideraras una mártir que se sacrificó por los demás, en ese momento sabrás que eres miel para el mundo y para ti también, y podrás llenar tu vida con amor, porque eres amor puro, atrayendo a tu vida la felicidad completa.

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