Un hombre había dedicado toda su
juventud para graduarse como un excelente contador, y fue así como logro
encontrar su primer empleo en donde le pagaban un sueldo de principiante,
porque no tenía la suficiente experiencia.
Todos los días recorría una
trayectoria de veinte kilómetros para llegar a las oficinas donde laboraba. En
el transcurso del camino tenía tiempo suficiente para echar a volar su
imaginación, pasando por su mente miles de pensamientos.
A mitad del camino tenía que
pasar por un pequeño parque que en su centro tenía una pequeña fuente, y se
percató que es su interior había monedas que la gente lanzaba cuando pedía un
deseo. Durante mucho tiempo pensó que eso era solo para mentes que viven de
fantasías.
Después de un tiempo su situación
no mejoraba, al contrario tenía más problemas en la vida que momentos felices.
En ocasiones soñaba con situaciones diferentes que le levantaban el ánimo, pero
al poco tiempo sus pensamientos lo volvían a hundir en el conformismo.
Un día lanzó su primera moneda,
pidiendo un gran cofre de tesoros, pero al instante una voz de los cielos le dijo con voz fuerte y clara:
-Yo tu Dios te daré el tesoro más
grande que un hombre puede tener: es el “Libre Albedrio”, tendrás todo el poder
para ser lo que tú quieras ser, tener lo
que tú quieras tener, hacer lo que
quieras hacer. Tú eres mi hijo amado, y cuando te cree, te di el mismo poder
que yo tengo para crear, ahora tú tienes ese poder para crear tu realidad. Mi
misión es darte todo lo que tú me pidas, y tu misión será pedirme todo lo que
tú creas que es verdad para ti. Pero debes crearlo desde tus pensamientos
conscientes, con el deseo sincero desde el corazón, y pedir con mucha fe y
determinación, una y otra vez, el tiempo dependerá de ti, de tu fe. Para estar
seguro de lo que tú me pides, me guiaré por tus emociones, así estaré Yo seguro
que es lo que quieres, porque muchas veces con tus solas palabras te
contradices y no logro entender qué es lo que en verdad quieres.
El hombre se quedó paralizado sin
poderse mover por el temor que sintió;
en ese momento una la voz surgió de la
nada y resonó en sus oídos hasta hacer temblar todo su cuerpo.
-¿Quién eres tú?, ¿De dónde salió
esa voz?, ¿Siento que se me baja la presión y me voy a desmayar?
Y el hombre cayó desmayado del
susto por un par de horas. Poco a poco fue recobrando el conocimiento, y empezó
a recordar lo que había pasado. Pero fue más su preocupación por tener que
llegar a su trabajo, porque eran sus primeros días y estaba a prueba unas
semanas antes de que le dieran un contrato definitivo.
-Ya es demasiado tarde, tengo que
apresurarme para llegar a la oficina, seguramente me llamaran la atención,
posiblemente ya no me dejen entrar, tal vez me despidan, porque mi jefe es un
verdadero ogro que no tiene misericordia.
Y así fue como sucedió, al llegar
a la oficina sus emociones eran de terror, inmediatamente fue llamado a la
oficina de su jefe, quien lo reprendió bruscamente, y como castigo tendría que entregar
un trabajo extra para ese mismo día.
Ese día salió muy tarde de la
oficina, pero satisfecho por haber entregado el trabajo especial a su jefe.
Como ya había caído la noche, decidió tomar el camino largo, y no pasar por el parque, ya que estaba oscuro, y además porque no quería recordar lo que había pasado
en la fuente. Tubo que cruzar algunas calles muy solitarias y con poca luz,
inmediatamente sintió temor, y por su mente paso la idea que podía ser asaltado
por un delincuente, y muy asustado siguió caminando lleno de miedo y al dar vuelta en la siguiente esquina sin saber
qué le esperaba, y efectivamente, un
delincuente lo asaltó quitándole su reloj y su cartera.
-Por favor no me haga ningún
daño, aquí tiene todas mis pertenencias, y por favor déjeme ir.
El delincuente le ordeno que
siguiera su camino dándole las gracias por su cooperación. Esa noche tuvo
bastante tiempo para meditar sobre todo lo que le había pasado y al final le
dio gracias a Dios porque había podido llegar a su casa con bien, e
inmediatamente se quedó profundamente dormido.
El día siguiente se levantó con
bastante ánimo, tratando de no recordar los momentos desagradables de sus días
pasados, solamente rescatando las cosa positivas de cada momento. El día
anterior llego tarde a la oficina y pudo realizar un trabajo excelente en tan
poco tiempo, eso lo lleno de confianza, y se dio cuenta que él podía realizar
cualquier trabajo que le pidieran porque tenía el conocimiento. También estaba
agradecido con el hombre que lo asalto y no le hizo ningún daño. Con esa
mentalidad positiva salió a conquistar un nuevo día, se sentía superior, y en
su mente visualizo a la mujer desconocida que en algunas ocasiones encontraba
en el parque, y con la que soñaba algún día fuera su prometida. Tal era su
seguridad por encontrársela ese día, que así fue, se la encontró de frente,
pero en ese momento le invadió otro de sus ataques de pánico, y al cruzar delante
de ella, no pudo decir palabra alguna,
solamente se cruzaron ambas miradas, y ella continuo su camino sin voltear,
mientras él se maldecía por su cobardía, se odiaba a sí mismo por ser un
fracasado.
-Soy un verdadero tonto, no valgo
nada, no tengo perdón, merezco que un rayo me mate.
Y sin darse cuenta al cruzar la
calle, fue atropellado por un motociclista.
-Ahora hijo mío ya estás en el
cielo aquí a mi lado. Yo tu Dios te dije bien claro que te daría todo aquello
que sintieras en tu corazón con más fuerzas. No te podía enviar un rayo por que
no era temporada de lluvias, solo pude enviarte una motocicleta con rayos en
las llantas.
F I N .
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