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jueves, 9 de octubre de 2014

EL HOMBRE QUE ADORABA LA NADA

En una ocasión un hombre salió gritando de su casa que lo habían robado. Desesperadamente se dejó caer sobre la banqueta llorando como un niño, mientras sus vecinos lo observaban desde lejos, haciendo todo tipo de juicios pero sin tener la menor  intención de ayudarlo.
Don Sebastián era su nombre y  le habían  robado todo su dinero ahorrado por muchas décadas. Todo  el mundo lo conocía como el señor neurótico del barrio, un hombre rudo que no le interesaba socializar ni tener  ninguna  amistad con nadie; un  avaro egoísta  que reunió una gran  fortuna durante toda su vida, sin saber exactamente  en que la iba a gastar.
Don Sebastián había estado casado por muchos años,  pero la vida miserable que le dio a su esposa, hizo que lo abandonara. Su mujer por mucho tiempo estuvo sola, su esposo entraba y salía de su casa,  incluso de viaje pero nunca no la tomaba en cuenta para nada, era como un mueble más y que incluso, le estorbaba para seguir acumulando más dinero.
En su matrimonio tuvo dos hijos, que nunca amo, tampoco se interesó en su salud, ni en pagarles  una buena educación, así que un día también decidieron irse de  la casa.
Esa misma noche después de que lo habían robado, entró a su casa y se tiró sobre su viejo sofá  maldiciendo a sus vecinos, a la gente con la que trabajaba, buscando un posible culpable. También descargo su rabia contra Dios, pidiéndole que terminara con su vida, y en ese instante recibió la visita de un ángel:

- Sebastián: Soy un ángel y vengo por tu alma.
-No!!! Por favor aún no,  espera, no era cierto lo que estaba pidiendo, todavía no quiero irme.
-Pero para que quieres quedarte si no tienes a nadie a tu lado y tu riqueza desapareció.
-Primero quisiera saber quién me la robo.
-Yo te veía todos los días abrazar ese cofre de dinero que nunca ibas a gastar en nada.
-Si,  lo iba a gastar en algo algún día, no sé cuándo, y no se en qué.
- Tuviste una esposa y dos  hijos que siempre ignoraste, solo te interesaba acumular más riquezas, que no entiendo para qué, ellos carecieron de mucho, especialmente de amor y comprensión debiste haber compartido con tu familia toda tu fortuna; hoy estás solo con  tu vida vacía, completamente  sin nada; ahora imagina que nunca tuviste nada y que lo sigues teniendo.
-A si como tenías una mujer, nunca viste su compañía como una esposa. Así como tuviste hijos, nunca existieron para ti como tu herencia de sangre. Así como tuviste mucho dinero, imagínate que lo sigues teniendo, porque nunca lo ibas a utilizar para nada. Así como tuviste una vida sin nada, vacía, sin sentido, la seguirás teniendo por muchos años en una vida de soledad muy amarga. Para ti la muerte sería un alivio y no pretendo llevarte todavía. Tu condena será una seguir abrazando tu cofre todos los días, imagina que está lleno de dinero, al fin y acabo nunca pretendías disfrutarlo, como nunca apreciaste a tu esposa, como nunca disfrutaste a tus hijos.



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