-Yo:
¿Por qué a mí Dios?
-Yo:
¿Por qué yo?
-Yo:
¿Por qué sufro tantas calamidades?
-Yo:
¿Ya no te importo Dios mío? ó ¿nunca te he importado?
-Yo:
Tú nunca me has respondido…
-Yo:
¿Qué he hecho yo para merecer tanto sufrimiento?
-Dios:
Todo hijo mío, todo lo has causado tú, todo lo has originado tú.
-Yo:
¿Yo atraje esta pareja?, ¿Yo atraje esta enfermedad?, ¿este accidente y a este
jefe?, ¿Yo atraje estas deudas?, ¿Yo atraje estos problemas?.
-Dios: Sí… todo lo has atraído tú. Tu querías una persona que te amara
porque tú no te amabas; una persona que llenara tus vacíos y supliera tus
carencias porque tú no te valoras, y escogiste a una pareja que te
está recordando a cada momento lo que tú no tienes y quisieras tener, lo que
quisieras ser, lo que más temes y lo que más detestas y que se encuentra en tu
pareja, ya que es tu espejo para que puedas reflejarte, y ver lo
que por ti mismo nunca podrías descubrir. De esta manera atrajiste a tu jefe, tus
enfermedades, tus deudas, tus accidentes.
-Yo:
muchas veces te pedí ayuda, y con mucha fe, pero me canse de pedirte y no
recibir respuesta.
-Dios: Yo siempre te he escuchado, a cada momento estoy contigo,
estoy tan cerca de ti, y tú no te has
dado cuenta. –Sé exactamente qué es lo
que piensas, lo que necesitas, lo que sientes, y déjame decirte que no logro
entender qué es lo que quieres, y además tengo que respetar tu voluntad porque te di el
poder de decidir; te di libre albedrío
para que pudieras escoger lo que más quisieras
en este mundo. Tú quieres blanco,
piensas azul, y sientes verde; dices No cuando quieres decir Sí, vas cuando no quieres ir, haces
cosas que no quieres hacer, siempre te estas engañando, y me quieres engañar a mi cuando me pides algo, pero no
crees en mí, no crees que pueda yo ayudarte, tienes muy poca fe en mí, crees
más en el odio que en el perdón, en el sufrimiento que en la felicidad, en las
medicinas que en los milagros.
-Dios: Y por lo tanto hijo mío, ¿Quién crees que es el culpable
de tu sufrimiento y de las calamidades que te ocurren?, tú escogiste tu
profesión, tú escogiste a tu grupo de amistades, tu escogiste tus vicios y
adicciones, tú escogiste tus dudas, la ignorancia, el miedo, el sufrimiento, la
crítica, la venganza, el juicio, escogiste el desamor en lugar del conocimiento,
la gratitud, la compasión, el perdón, el Amor. Tú me sacaste de tu vida, aunque
yo seguí viviendo en la tuya.
-Dios: Si tú crees en
la abundancia de mi reino, que la salud es el estado natural del hombre, que la
dicha y la felicidad te acompañan a cada
momento, te estaré dando motivos, razones y hechos para que sigas comprobando
que lo haces sentir a tu corazón, es lo que yo entenderé que me estas pidiendo para ti.
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