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viernes, 10 de octubre de 2014

UNA OPORTUNIDAD MÁS

Un hombre joven de  buen vestir, caminaba con la cabeza inclinada para que la gente no se percatara que de sus ojos brotaban lágrimas de dolor. Llevaba consigo un duelo sin superar  de  más de cinco  años  por la partida de su primer hijo, y muy recientemente la pérdida de su amada esposa que muriera de un cáncer muy agresivo. Desde el fallecimiento de su hijo, su esposa se consumió poco a poco en un sufrimiento de culpa e impotencia por lo sucedido, y desde entonces no logró encontrar un motivo para seguir viviendo,  cayendo en una   depresión que se somatizó en diferentes enfermedades, hasta generarle un cáncer mortal.
El hombre llevaba más de una hora caminando sin sentido como un zombi, y sin darse cuenta había atravesado la ciudad hasta llegar al puente que cruzaba el rio. Llegando a la mitad del rio se paró un par de minutos para reflexionar, y después  cruzó la barrera de contención con la intención de saltar para quitarse la vida. En ese momento apareció un ángel de la nada, en la figura de un abuelo encantador:
-Perdona hijo mío, debes de tener en consideración que son más de veinte metros de altura, que las aguas están  heladas y sentirás que tu piel es acuchillada por muchas navajas a causa del frio, y en el momento que decidas dejar de luchar contra el agua, sentirás la falta de oxígeno, que es la desesperación más aterradora que pudiera existir. La experiencia se te hará eterna, el agua llegará a tus pulmones impidiendo el paso del oxígeno, tu sistema respiratorio se paralizara, tu corazón se detendrá y ya no podrá llevar sangre  a todas  partes de tu cuerpo, las células de tu cerebro son extremadamente sensibles a la falta de oxígeno, algunas de éstas comienzan a morir en menos de cinco minutos. Pero en ese tiempo veras pasar la película completa de tu vida y te darás cuenta que escogiste una salida errónea.
-Usted no me va a hacer cambiar de opinión, quiero quitarme la vida. ¿Quién es usted?
-Puedo ser un ángel, puedo ser Dios, puedo ser el demonio, puedo ser el presidente, que importa en tus últimos momentos de vida.

-Si usted fuera un  ángel intentaría salvarme, si fuera Dios, yo le reclamaría por haberme quitado mis razones para vivir.
-No puedes quitarte  la vida, porque tú no te creaste, tú no te diste tu vida.
-No me importa, ya no tengo ningún motivo para seguir viviendo.
-Si te quitas la vida,  habrá sido un rotundo fracaso; la tarea que habías venido a realizar en esta vida habrá quedado a medias. Tu propósito principal, tu misión en esta vida vida estará truncado, estarás saliendo por la puerta equivocada como un derrotado, dejando muchos pendientes sin haberlos aprobado, y eso quiere decir que regresarás inmediatamente a la siguiente vida, en las mismas condiciones, y con los mismos problemas para que los resuelvas. Esta es toda una escuela donde tenemos que superar nuestros pendientes, de lo contrario se presentarán nuevamente.
Hay personas que no han aprendido la lección y sus vidas son todo un tormento, están envueltas en ruedas karmitas de sufrimiento, repitiendo sus mismos errores, escogiendo las mismas parejas conflictivas, cayendo en las mismas adicciones, repitiendo las mismas tramas tormentosas, repitiendo los mismos patrones con las mismas pautas vida tras vida.


-Pero ya no tengo fuerzas, ni motivos para continuar, mis seres queridos ya no están conmigo.
 -Si yo te dijera que lo que la gente llama muerte no es el final, es un nuevo inicio, es un nuevo renacer. Es pasar de un estado de vida a otro estado de vida, tú eres un ser inmortal, eres una divinidad en potencia, eres la creación más sublime y perfecta que Dios haya creado a su imagen y a su semejanza. Si yo te dijera que lo que llamas muerte, es lo más hermoso, grandioso y divino que le pueda pasar a una persona. Solo hay una vida y es eterna, lo que llamas muerte es la entrada a un portal hacia otra dimensión, es regresar al paraíso donde no existe el cuerpo que envejece, que se enferma, que le da sed y hambre todo el tiempo. Ese paraíso es nuestra verdadera casa donde todo es hermoso, donde todos somos hermanos, donde reina la paz, la dicha, el júbilo, la felicidad sublime por una vida celestial, cósmica, crítica, divina o amorosa al lado de nuestro creador.
-Primeramente yo no soy perfecto, y si la muerte es bella, yo quiero morir en estos momentos.
-Todo es perfecto en la creación del Señor, la flor es perfecta porque tiene su ciclo, llega a su plenitud, y regresa a la tierra, como la semilla que un día fue un fruto jugoso. El bebe es perfecto aunque no sepa hablar, el niño es perfecto aunque se caiga muchas veces por aprender a caminar, tu eres perfecto porque tienes los sentimientos de amar, de tristeza, la capacidad para triunfar o fracasar,  la capacidad para distinguir entre el bien o el mal. Tu hijo fue perfecto y él cumplió a la perfección su misión de vida; tu esposa fue perfecta porque fue tu maestra y te mostró todas tus debilidades, complejos, y todas aquellas cosas que te molestaban y por las que discutías, estaban en tu interior, y ella como un espejo hizo que las vieras. Y efectivamente la muerte puede ser un premio para aquellas personas que terminaron en buenos términos su misión de vida. Todo en este universo es perfecto, todo tiene un origen, una causa, un efecto, un renacer. El que muere por una enfermedad, o un accidente, o un asesinato, tuvo que haber venido a esta vida a realizar una tarea en un tiempo ya determinado, nada es por casualidad, todo está perfectamente acomodado  como en una maquinaria perfecta de relojería.
-Gracias por tus palabras, gracias por regresarme la fe y las esperanzas. ¿Pero dime quien eres tú?
-En estos momentos no te puedo decir si soy un ángel, o soy Dios, si te interesa saberlo búscame más adelante, pero en vida, en tu interior y sabrás quien soy.
Y en ese mismo instante su figura se desvaneció poco a poco en la nada, dejando un aroma de rosas. El corazón de  aquel hombre, latía de felicidad, de esperanza y con el deseo  de encontrar un nuevo camino hacia Dios.

FIN.

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