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lunes, 20 de octubre de 2014

“DAR, ES DEVOLVER A DIOS LO QUE ES DE DIOS “

No es un crimen ser rico, pero ser pobre puede serlo, cuando se vive con hambre, en la miseria, en la desgracia, con frío, con miedo, viviendo en el conformismo, viviendo entre lamentos, entre enfermedades, sin darse cuenta de la grandeza del hombre, de sus capacidades dormidas y desperdiciadas. No se da cuenta que existen miles de posibilidades a su disposición para un mejor vivir. Vivir en esta ignorancia sí es un crimen  hacia el  mismo hombre. No necesitamos llegar a ser pobres para reclamar abundancia, prosperidad, amor y felicidad. Las riquezas brotan en nuestro interior, para después reflejarlas  en nuestro exterior.
No necesitamos ser ricos para poder dar “Abundancia y Prosperidad “

Para darnos cuenta qué es lo que estamos recibiendo, hay que mirar a lo que estamos dando, porque en la medida que demos, es la medida en que estaremos recibiendo.
El miedo a perder lo poco que se tiene, es un  detonante para  perderlo todo; el que vive en la gracia de la prosperidad nunca le faltara nada porque no conoce el temor.

“Pues al que tiene, se le dará más todavía y tendrá de sobra; pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tenga (Mt 13,12)”


El que tiene mucha fe en Dios, se le dará más fe para seguir creyendo. El que tiene muchas riquezas, se le dará más riquezas porque tiene fe en las riquezas. El que tenga mucha fe en su salud, se le dará más salud porque no cree en la enfermedad. El que tiene poco dinero, poca salud, es que tiene poca fe, y más miedo de perder lo poco que tiene, y  terminará perdiendo todo. La emoción más fuerte del rico es ganar, y la emoción más fuerte del pobre es perder, siempre ganara la emoción más fuerte.

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