No es un crimen ser
rico, pero ser pobre puede serlo, cuando se vive con hambre, en la miseria, en
la desgracia, con frío, con miedo, viviendo en el conformismo, viviendo entre lamentos,
entre enfermedades, sin darse cuenta de la grandeza del hombre, de sus
capacidades dormidas y desperdiciadas. No se da cuenta que existen miles de
posibilidades a su disposición para un mejor vivir. Vivir en esta ignorancia sí
es un crimen hacia el mismo hombre. No necesitamos llegar a ser
pobres para reclamar abundancia, prosperidad, amor y felicidad. Las riquezas
brotan en nuestro interior, para después reflejarlas en nuestro exterior.
No necesitamos ser
ricos para poder dar “Abundancia y
Prosperidad “
Para darnos cuenta qué
es lo que estamos recibiendo, hay que mirar a lo que estamos dando, porque en
la medida que demos, es la medida en que estaremos recibiendo.
El miedo a perder lo
poco que se tiene, es un detonante para perderlo todo; el que vive en la gracia de la
prosperidad nunca le faltara nada porque no conoce el temor.
“Pues al que tiene, se le dará más todavía y tendrá de
sobra; pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tenga (Mt 13,12)”
El que tiene mucha fe en Dios, se le dará más fe
para seguir creyendo. El que tiene muchas riquezas, se le dará más riquezas
porque tiene fe en las riquezas. El que tenga mucha fe en su salud, se le dará
más salud porque no cree en la enfermedad. El que tiene poco dinero, poca
salud, es que tiene poca fe, y más miedo de perder lo poco que tiene, y terminará perdiendo todo. La emoción más
fuerte del rico es ganar, y la emoción más fuerte del pobre es perder, siempre
ganara la emoción más fuerte.
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