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miércoles, 15 de octubre de 2014

UNA MIRADA DESDE LAS NUBES

Issa era un pequeño angelito inocente, travieso y muy alegre que se pasaba el mayor tiempo posible jugando con los demás ángeles, hadas, serafines, querubines, y muchos otros seres que formaban en reino celestial. En muchas ocasiones le encantaba visitar a Dios y platicar largas horas, sobre  cualquier tema,  ya que  todo tiene un motivo y una razón, nada hecho por Dios es inútil, y solo hay una verdad, la verdad que está construida con el amor.  Después de recibir más conocimiento, Issa se iluminaba más, se amaba más, irradiaba más felicidad, dicha, júbilo, y salía disparado para seguir jugando con sus amiguitos celestiales. Pero en ocasiones le encantaba estar a solas y disfrutar del juego de luces de las estrellas, observar la magnánima creación del universo, de sus planetas, galaxias, ver desde la luna lo hermosa que es la tierra, el paraíso que Dios creo para el hombre. 

Después bajaba a la tierra y desde una nube abría una ventana, para observar el comportamiento de las personas en la tierra, y no entendía de ninguna manera el comportamiento de los seres humanos, siendo los hijos predilectos de Dios, su creación más maravillosa, dotándolos  de muchos  atributos, dones,  y facultades que están utilizando de una forma contraria, para lastimarse, para sufrir, para destruirse. ¿Cómo era posible que siendo un ser perfecto, con un poder infinito en su interior, se dejara vencer por los problemas mundanos?, ¿Cómo un ser inmortal se dejara vencer por cualquier enfermedad?, ¿Cómo era posible que un ser hecho de amor, anduviera mendigando amor por todos lados?, ¿Cómo era posible que siendo hermanos,  e hijos del mismo Padre todo amor, se lastimaran unos a otros?
Después de ver todo tipo de incoherencias, perversiones, atrocidades, cosas absurdas, e  ilógicas, se dirigió  nuevamente a visitar a Dios:
-Issa: Dios mío, por qué no haces algo para que en hombre deje de sufrir.
-Dios: Issa, recuerda que no puedo intervenir en las decisiones de mis hijos. Ellos decidieron por voluntad propia bajar a la tierra para encontrar sus capacidades, para experimentar la dualidad, para que se dieran cuenta de qué están hechos, y de lo que son capaces de hacer.
-Issa: Muchos están perdidos, están caminando hacia atrás, cada vez se alejan más  y más del  bien, se alejan más y más del camino correcto, de la posibilidad de que regresen a esta su casa.
-Dios: Todos ellos son mis hijos amados, y no importa lo que hagan y dejen de hacer, si me han olvidado, si me sacaron de sus vidas, yo los sigo amando, y ésta es su casa para cuando decidan regresar.
-Issa: Muchos se quejan de que no los escuchas, que no atiendes a sus oraciones.



-Dios: Yo he enviado a varios de mis hijos para que les dejaran mis enseñanzas;  Oyen pero no escuchan,  no  entienden mis palabras: “Ama a tu hermano como a Dios”, “No le hagas a tu hermano, lo que no quisieras que te hicieran a ti”  “En verdad os digo que si tenéis fe y no dudáis, sino que aun si decís a este monte: Quítate y échate al mar, así sucederá. Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis”
-Issa: Pero ellos son tan soberbios que creen que pueden resolver todos su problemas, y cuando se enferman confían más en sus doctores y en sus medicinas. Únicamente cuando no pueden resolver sus propios problemas, y cuando nadie puede curar sus enfermedades, es cuando te buscan sin la suficiente fe,  pensando que no son  merecedores, y que tú les enviaras todos sus males.
-Dios: Mis hijos son seres divinos, poderosos, tienen la capacidad de crear su realidad, han creado leyes, religiones, sectas, aviones, naves espaciales, guerras, enfermedades, han creado cosas buenas como malas, y confío en  que su  capacidad de amar y perdonar los lleve a un buen término, porque yo confió en mis propios hijos que algún día regresaran a casa todos juntos amándose.
Issa se dirigió nuevamente a las nubes más cercanas para continuar observando el comportamiento de los humanos. Y de tantos  acontecimientos que estaban ocurriendo en la tierra, la que más le sorprendió en ese momento, fue ver la discusión de unos padres negociando una separación, mientras que los dos pequeños hijos encerrados en sus recámaras lloraban, sin saber su futuro,  pues sus padres peleaban su custodia. Los niños ideaban cómo  salir por la ventana de un primer piso, para pedir  ayuda a  sus abuelos;  amarraron unas sábanas a la base de una cama, para poder bajar sin que sus padres los descubrieran y pudieran intervenir en su fuga.
Issa se dio cuenta que los nudos de las sabanas no eran lo suficientemente  seguros para aguantar el peso de los niños, y en el momento que el primer niño traspaso la ventana y se dejó colgar por el vacío, Issa también salto de la ventana del cielo y con la velocidad de un pensamiento llegó hasta el piso donde extendió sus alas invisibles porque un nudo de las sabanas se había soltado. El grito de la hermanita fue ensordecedor y angustiante,  que llego a oídos de los padres que salieron corriendo al patio de la casa, y su sorpresa fue  ver que su pequeño hijo estaba inconsciente sobre el concreto  cubierto por las sabanas.
En  cuestión de  segundos,  Issa y el pequeño niño se encontraban en presencia de Dios:
-Dios: Gracias Issa por tu intervención, pero ya estaba escrito que el pequeño Pedrito tendría que regresar al cielo, porque sus padres estaban llenos de odio, rabia,  y  sin ninguna muestra de amor hacia  sus hijos, de tal manera que ellos crearon este desenlace tan trágico. Esto llega a pasar cuando los hijos no son deseados, cuando son una carga para los padres, o los utilizan como un instrumento de negociación. Ahora tú  Pedrito, tu cuerpo está muy delicado en el hospital, dime:



¿Quieres regresar con tus padres o te quedas conmigo, y con Issa para que juegues con los Serafines y los Querubines?   


 FIN.

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