En
las afueras del pueblo un poco alejada del ajetreo de la gente, se encontraba
una casita que en su tiempo fue muy
linda, con sus dos pequeñas ventanas, una de cada lado de la puerta principal,
su tejado era de barro y su
chimenea era realmente hermosa como
sacada de un cuento de hadas. Su chimenea ya hacía tiempo que no despedía humo;
las ventanas ya no se abrían, el tejado y las paredes estaban cubiertas por enredaderas.
Por mucho tiempo la chimenea despedía grandes
cantidades de humo a todas horas, y era la prueba de que se
estaban preparando pociones
mágicas para atraer el amor y conseguir
al tan esperado príncipe azul, pero ya habían pasado muchos años sin haber
logrado el éxito anhelado y la brujita
Fidencia cuando notó que
aparecían sus primeras canas, se dio por vencida y dejo de preparar sus
pociones mágicas; ya cansada no sabía que sería de su vida.